Las autoridades chinas han registrado 3.507 nuevos casos de coronavirus en las últimas 24 horas. El país está sumido en la peor ola de contagios desde el inicio de la pandemia en Wuhan.
La Comisión Nacional de Sanidad ha confirmado que entre los nuevos positivos hay 3.507 casos de transmisión local y 95 importados. La mayoría de los nuevos contagios, 3.076 se han notificado en la provincia nororiental de Jilin, seguida por Shandong con 106 casos, Shaanxi en el noroeste, Guangdong en el sur, Fujian y Zhejiang en el este.
Ante esta situación, las autoridades han decretado confinamiento en varias áreas y grandes ciudades, como es el caso de Shenzhen, con 17 millones de habitantes.
El pasado domingo, el Gobierno regional anunció el confinamiento de la ciudad meridional de Shenzhen, uno de los principales polos tecnológicos del país y sede de empresas como Huawei y Tencent. Sus residentes deberán someterse a tres pruebas de ácido nucleico en un intento por frenar la curva de casos.
Las autoridades de la ciudad informaron de el confinamiento se extenderá hasta el próximo domingo, 20 de marzo, tiempo durante el cual sólo se permitirán "tareas esenciales" como las relacionadas con el suministro de agua y electricidad. Quienes no trabajen en este tipo de sectores deberán hacerlo desde casa, y deberán también cerrar las tiendas comerciales a excepción de supermercados, farmacias e instituciones médicas.
El transporte en Shenzhen, vecina de Hong Kong, que también ha visto un dramático aumento de casos en el último mes, se mantendrá "a un nivel básico" para que la ciudad se mantenga abastecida. Los edificios residenciales permanecerán en cuarentena, y los habitantes solo podrán salir sin permiso expreso, agrega el texto.
La última oleada de COVID-19 afecta también a la metrópoli de Shanghái, cuyas autoridades pidieron el pasado fin de semana a los residentes que no salgan de la ciudad si no es estrictamente necesario.