Lugar de reuniones y espléndidos banquetes

Casi 100 vagones a prueba de balas: así es el búnker sobre raíles en el que viaja la dinastía Kim desde hace tres generaciones

Sí, pero Su blindaje no le permite superar los 60 kilómetros por hora, por lo que un viaje de poco más de dos horas en avión, se convierte en una travesía de más de un día en tren.

Kim Jong-un saluda desde su particular tren verde: todo un símbolo de la dinastía norcoreana.

Entre los invitados a la cumbre de Tianjin, en la que Xi Jinping ejerce de anfitrión, está el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, el cual ha llegado a China en el famoso tren verde. Un símbolo del régimen desde hace tres generaciones. Se trata de un convoy enorme de 90 vagones que a pesar de su lentitud, es una fortaleza bunkerizada, pues está blindado, cuenta con personal de seguridad, así como médico. Tanto el padre como el abuelo de Jong-Un lo usaron en sus pocos viajes al extranjero, porque no querían aviones.

La última vez que Jong-un pisó territorio chino fue en 2019. En esa ocasión también se trasladó en el tren verde, pese a que desde Pionyang a Pekín se puede llegar en poco más de dos horas de vuelo. El dictador norcoreano, en cambio, es poco amigo de las alturas, por lo que opta a desplazarse en su su habitual búnker sobre raíles.

Su amado tren verde -inconfundible por su característica línea amarilla- es tan seguro, como lento. Y es que solo puede viajar a 60 kilómetros por hora precisamente por su blindaje. Con paredes de acero reforzado, ventanas a prueba de balas y armado con ametralladoras, tampoco escatima en comodidades.

Entre ellas, salas de conferencias, un restaurante y múltiples dormitorios. Incluso, un garaje para sus coches. Mientras que entre 10 y 15 vagones componen la locomotora para albergar a la extensa comitiva que siempre le acompaña, algunas estancias son solo exclusivas del líder norcoreano.

Quizá por tradición o manía, el tren es un símbolo propio de la dinastía Kim. En él se desplazaba su abuelo Kim Il-Sung en sus múltiples viajes a lo largo de su mandato. Un convoy que también se convirtió en lugar de reuniones, así como de espléndidos banquetes con langosta y vino francés que siguió celebrando a bordo el padre de Kim Jong-Un.

De hecho, el ya fallecido Kim Jong-Il dependía exclusivamente de este medio de transporte para sus desplazamientos, incluido un viaje de 20.000 kilómetros a Moscú que realizó en 2001. En definitiva, toda una dinastía de escépticos del aire que ha convertido este tren en el centro de la propaganda de Pionyang.