Cárteles mexicanos como el de Sinaloa o Tijuana, lanzan un mensaje: "Queda estrictamente prohibida la venta, fabricación, transporte o cualquier tipo de negocio que involucre a la sustancia conocida como Fentanilo". De esta forma han declarado la guerra a esta droga. Cuanto menos sorprende, porque precisamente ellos son algunos de los principales distribuidores de una sustancia que está matando a miles de personas en Estados Unidos.

"El departamento de Justicia está atacando cada aspecto de las operaciones de los cárteles. Y a los líderes de estos cárteles conocidos como los 'Chapitos'", ha anunciado recientemente el fiscal general Merrick Garland. Son los que firman algunos de esos mensajes en los que claman por la prohibición de la droga. Los propios hijos de Joaquín, el Chapo Guzmán, el que fuera el líder del cártel de Sinaloa.

Todo ello podría tener una explicación. Según el Wall Street Journal, la presión estadounidense sobre los cárteles se ha intensificado en los últimos meses. "Estados Unidos y México están trabajando juntos como compañeros con un propósito común", ha declarado en las últimas horas Antony Blinken, secretario de Estado del país norteamericano. El Gobierno mexicano también está colaborando.

No obstante, lo que nadie esperaba es que fueran ellos mismos, los propios cárteles los que prohibieran bajo amenaza la producción de Fentanilo: "Debido a la incesante desinformación de algunos medios de comunicación y la evidente omisión del gobierno al no investigar y perseguir a los verdaderos culpables de esta epidemia. Nunca hemos sido ni seremos parte de ese negocio. Aténganse a las consecuencias".