Una imagen insólita
Un cardenal logra entrar en la capilla ardiente del papa Francisco a cambio de dar su bendición a un policía
Los detalles La despedida al pontífice reunió a más de 250.000 fieles en San Pedro, pero la policía cerró los accesos por la avalancha de gente; ni los altos cargos eclesiásticos estaban exentos de obstáculos.

Resumen IA supervisado
Roma vivió una despedida histórica con la capilla ardiente del papa Francisco en la Basílica de San Pedro, que atrajo a más de 250.000 personas. Fieles de todo el mundo acudieron para rendir homenaje al pontífice reconocido por su cercanía y defensa de los vulnerables. Sin embargo, las autoridades cerraron los accesos debido a la multitud, dejando a cientos fuera. Un momento destacado fue cuando un cardenal, inicialmente detenido por la policía, logró entrar tras bendecir a un agente. Este gesto reflejó el legado del papa Francisco, quien acercó la fe a las personas comunes. La jornada concluyó con miles de fieles en la plaza.
* Resumen supervisado por periodistas.
Roma ha sido este jueves el escenario de una despedida histórica. La capilla ardiente del papa Francisco, instalada en el interior de la Basílica de San Pedro, ha recibido a más de 250.000 personas desde su apertura. Fieles llegados de todo el mundo han querido dar su último adiós al pontífice que marcó una era con su cercanía, su humildad y su defensa de los más vulnerables.
Sin embargo, no todos han podido entrar. Poco después de las 16:30 horas, la policía italiana comenzó a cerrar los accesos y puso fin a las interminables colas que rodeaban la plaza. Los agentes informaban a quienes seguían llegando que ya no se permitía el paso. La decisión, motivada por la imposibilidad de procesar a más personas antes del cierre de la jornada, dejó a cientos de fieles fuera de la basílica.
Entre los que se encontraron con la barrera policial, un cardenal. Su intento por acceder quedó registrado por las cámaras de nuestra compañera Cristina Pardo, presente en una de las entradas laterales. En las imágenes, se observa cómo el purpurado se acerca al control y conversa brevemente con los agentes. Uno de ellos, consciente de que ya no se permitía la entrada ni siquiera a autoridades eclesiásticas, le plantea una condición inusual: "Dame tu bendición".
El cardenal sonríe, levanta la mano, traza la señal de la cruz en el aire, y bendice al policía con un gesto breve pero solemne. El agente, visiblemente emocionado, asiente y le franquea el paso.
El gesto se ha interpretado como una muestra de cómo, incluso en los protocolos más estrictos, puede abrirse paso lo espiritual. También como una imagen que refleja el legado del propio papa Francisco: un pontífice que supo acercar la fe a las personas comunes, y que creyó profundamente en la bondad de los gestos pequeños.
La jornada concluyó con la basílica cerrada al público y miles de fieles aún reunidos en la plaza, muchos rezando en silencio, otros cantando salmos, y algunos simplemente mirando hacia la cúpula de San Pedro mientras caía la tarde. La despedida del papa Francisco continúa, pero el día de hoy ya ha dejado una escena que quedará en la memoria colectiva: un cardenal bendiciendo a un policía para poder despedirse del papa.