La espiral al alza de precios impulsada por la guerra en Ucrania lleva a la pobreza a cuatro millones de niños más en Europa Oriental y Asia Central. Esto supone un incremento del 19% respecto a 2021. Ahora, con motivo del Día Mundial de la Alimentación alertan de que el precio de los alimentos supera el de la inflación.

Una situación que se complica todavía más en lugares como República Dominicana del Congo. "En España estamos sufriendo el precio de los alimentos, y me parece importante recalcar esto, pero es verdad que en estos países están muriendo por ello... ", destaca Eloísa Molina, miembro de World Vision

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El mundo entero parece que se rompe a pedazos pero, siempre, los más débiles son los primeros en caer. "Se prevé que 250 niños morirán al día de hambre", asegura Eloísa.

Todos estamos sufriendo la crisis de las tres c: conflictos, cambio climático y covid. La inflación se ha disparado de media un14% a nivel global pero hay diferencias. "Conseguir una cesta básica de comida para ellos cuesta 17 días de trabajo, en España sólo 4 horas", apunta Eloísa.

Una situación acrecentada por el cambio climático

Una complicada situación que también es preocupante en otros lugares como Kilifi, en Kenia. Han paso cinco años desde la última vez que Dama Kahindi, pudo cultivar esta tierra: "Por eso estamos cortando árboles, para hacer carbón para alimentarnos", explica.

Kenia sufre por tercer año consecutivo una sequía que amenaza con la escasez de alimentos a más de tres millones de personas

En Pakistán, misma consecuencia: el hambre. Sin embargo, en esta ocasión es por el efecto contrario: las lluvias torrenciales. Kattya Cascante, profesora de Relaciones Internacionales e Historia Global de la Universidad Complutense de Madrid advierte: "No podemos ver el hambre de las personas exclusivamente con el síntoma de poder cultivar menos".

Países con dificultades para producir alimentos por culpa del clima, pero también influidos por cómo se gestionan los recursos. Manuel Sánchez-Montero, director de Incidencia en Acción Contra el Hambre, confiesa que el problema radica en cómo se gestionan los recursos naturales. "Muchas veces monocultivos que tienen el efecto de la degradación del suelo".

De esta forma, tienen que comprar fuera los alimentos, pero toda la siente el impacto del clima. "Afecta a la producción, a la trasformación, a la distribución, y finalmente al consumo", asegura Ángeles Sánchez Díez, profesora de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid.

Un sistema volátil que dispara los precios y que lleva a los más vulnerables a estar entre la espada y la pared: no poder cultivar pero tampoco comprar. Si no se hace nada, dicen las organizaciones internacionales, 600 millones de personas más podrían pasar hambre en 2080, solo, por el cambio climático.