En España, el cambio climático nos da donde más nos duele: el turismo. Unos centímetros más de nivel del mar implicaría olvidarse de los paseos por la manga del mar menor. El resultado, así pues, supone una caída del turismo. No sólo desaparecerán muchas playas. Las que queden se llenarán de medusas por culpa del calor.

En cambio, en invierno nos podemos ir olvidando de esquiar, pues no habrá suficiente nieve. "Aunque parece que están muy lejos de España, el deshielo de los glaciares está haciendo que suba el nivel del mar, y eso sí que nos afecta", explica Carlos Prado, periodista experto en cambio climático.

La segunda consecuencia no es de menor gravedad: la invasión de insectos. A más temperatura, habrá más garrapatas y mosquitos. No son solo una molestia; también son un problema de salud porque propagarán enfermedades ya controladas como la encefalitis transmitida o el dengue.

El cambio climático también traerá la ruina agrícola a varias zonas de España. Existirá un paro desbocado en el sector de la naranja del Mediterráneo, el olivo andaluz y la huerta murciana. Se secarán muchas vides de ribera del Duero, valle del Guadiana y Navarra.

Y si se estudian las consecuencias del cambio climático en estos sectores, cabe señalar los efectos que podría provocar en la propia naturaleza. Esto es, si la temperatura sube dos grados más, habrá seis semanas más de riesgo de incendios al año: un 20% más.