“Intentamos no salir solas a partir de las ocho y también cuidamos mucho nuestro vestuario”, comenta una joven india. No están a salvo en la calle ni en su propia casa. Llama la atención las rejasque hay en las ventanas de las viviendas en India, hasta en las de los edificios más altos. Esto sucede porque los ladrones y los violadores aprovechan las tuberías para acceder a los pisos. Hace dos meses, una española fue víctima de una violación. El violador entró a la vivienda en la que estaba por la ventana.
Poco se puede esperar de un país cuyos maridos marcan a sus propias mujeres como animales. El anillo que lleva en la nariz la mujer que pueden ver en las imágenes es una señal de castigo es una forma de humillación, de lo mala esposa que es. Muchas mujeres son sumisas y violadas en su propia casa. “Son víctimas del abuelo, el tío, el padre y hasta los primos”, denuncia Merlín, activista política.
ONGs como Intervida trabajan con grupos de mujeres. Quieren formar líderes que ayuden a las víctimas a denunciar los abusos. Pero la policía se resiste. “El policía no le hace caso. En ocasiones les dicen que qué habrán hecho para provocarlo”, lamenta Primi Vela, una religiosa que lleva 40 años en la India.Sin embargo, la mujer empieza a luchar. “La movida que ha habido da esperanza”, asegura la religiosa. Esperanza en un país en el que la mujer se ha acostumbrado a vivir entre violaciones.