La Comisión Europea ha recomendado este miércoles a los países miembros el uso de los test rápidos de antígenos para diagnosticar a los casos sospechosos de COVID-19, pero solo a aquellos que muestren síntomas, ya que son menos efectivos a la hora de cribar casos asintomáticos.

Los test de antígenos son menos precisos que una PCR, pero más rápidos: 15 minutos en lugar de un par de días, lo que podría ayudar a controlar grandes brotes de la enfermedad.

"Los test rápidos de antígenos deberían utilizarse en los cinco días después de la aparición de síntomas o en los primeros siete días tras la exposición a un caso confirmado de COVID-19", ha afirmado la Comisión en una recomendación no vinculante remitida a los Gobiernos miembros.

También ha urgido a los estados a reconocer mutuamente los test rápidos y a compartir sus estrategias de cribado "con el objetivo de alinearlas lo máximo posible".

La Comisión señala la sensibilidad de los test de antígenos a la hora de detectar casos sintomáticos, pero también destaca que los fabricantes no mencionan a los asintomáticos como un objetivo de estas pruebas. Sin embargo, sí recomienda su uso incluso para detectar asintomáticos cuando se trata de brotes muy grandes, donde se espera que más del 10% de los testados den positivo.

Sin embargo, la Unión Europea no se ha pronunciado sobre su ejecución en las farmacias, después de que el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, abogase por su uso como una manera de detectar casos para poder mantener reuniones familiares en Navidad. El ministerio de Sanidad se muestra cauteloso con su empleo.