La Comisión Europea ha iniciado sendos expedientes sancionadores contra Hungría y Polonia por promover leyes que violan los derechos fundamentales de las personas LGTBIQ, el primero por la controvertida norma que prohíbe hablar de sexualidad en las escuelas y el segundo por decretar "zonas sin ideología LGTB".

El procedimiento de infracción arranca con el envío de una carta de emplazamiento que detalla las razones de la preocupación de Bruselas a las autoridades nacionales y les da un plazo de dos meses para enmendar la situación. Los expedientes sancionadores prevén una segunda etapa de diálogo si no se resuelve el conflicto en esta primera fase y, en última instancia, el Ejecutivo comunitario podría elevar los casos ante el Tribunal de Justicia de la UE.

Frente común de la mayoría de líderes

La mayoría de líderes europeos se han mostrado en contra de la ley homófoba del primer ministro húngaro Viktor Orbán, que prohíbe hablar de homosexualidad en las escuelas y medios de comunicación.

El primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, era el más contundente: "Hungría ya no tiene cabida en la Unión Europea", decía en una rotunda intervención para acto seguido instar al país a derogar esta ley y respetar los derechos humanos consagrados en el Tratado de la UE, "que no son negociables, o debe irse".

La Unión Europea ya había dado un primer paso para castigar a Hungría por su ley homófoba que ya ha entrado en vigor, pidiendo a la Comisión que le retirase los fondos de recuperación para la pandemia. Una petición que contó con el apoyo de de una contundente mayoría, 459 votos a favor y 147 en contra.

La respuesta de Viktor Orban, primer ministro húngaro, no se hacía esperar entonces, siguiendo la línea de sus habituales declaraciones. "El Parlamento y la Comisión Europea quieren que metamos a activistas LGTBI en nuestras guarderías y escuelas. Hungría no quiere eso. Según los tratados europeos, esta decisión compete a Hungría".