Con un discurso a la nación para subrayar la solemnidad del momento, el primer ministro británico, Boris Johnson, preparó este martes a su país para un invierno de restricciones y aseguró que si los ciudadanos no respetan las normas deberá endurecer las medidas contra la pandemia.

Johnson repasó en una breve alocución de ocho minutos algunas de las nuevas reglas lanzadas por su Gobierno, cuyo incumplimiento estará castigado con multas de hasta 10.000 libras (10.878 euros), pero sobre todo trató de mentalizar a sus compatriotas de que esperan meses duros al menos hasta primavera. "A menos que actuemos, el riesgo es que tengamos que recurrir a medidas más duras después, cuando las muertes ya hayan aumentado y tengamos una cantidad de infecciones como en la pasada primavera", dijo.

Y al reiterar que se reserva "el derecho a ir más lejos" si no se cumplen las reglas, invocó el fantasma de un nuevo confinamiento nacional, que "no solo amenazaría los puestos de trabajo, sino también el cariñoso contacto humano del que todos dependemos".

Las principales medidas implantadas por el Ejecutivo ya comenzaron a filtrarse en la pasada noche del lunes, y van desde el cierre de bares y restaurantes a las diez de la noche hasta la recomendación de que todo aquel que pueda hacerlo trabaje desde casa.

También se impondrá una multa de 200 libras (216 euros) a quienes no lleven mascarillas donde sea requerido, como comercios o transporte público. Estas disposiciones corresponden a Inglaterra -en su mayoría obligatorias a partir de la próxima semana- dado que las otras naciones -Escocia, Gales e Irlanda del Norte- toman las suyas propias.

Nuevos picos de contagios

Johnson, quien había comparecido previamente en el Parlamento, es consciente de que esto puede tratarse solo de una batería provisional de medidas de choque para frenar el inexorable avance de la pandemia. Cada día trae un nuevo pico respecto al anterior: los casi 5.000 nuevos contagios anunciados en las últimas 24 horas suponen un máximo desde el 7 de mayo, y las 37 muertes representan el número más elevado desde el 14 de julio.

El primer ministro no quiere que se reproduzca el escenario de la pasada primavera, cuando la lentitud del Gobierno en reaccionar supuso que el Reino Unido se convirtiese en el país europeo más golpeado por el coronavirus y él mismo sufriese en sus carnes los rigores de la enfermedad.

El desafío que representa la pandemia es, a juicio de Johnson, "la mayor crisis a la que se ha enfrentado el mundo" a lo largo de su vida.

Johnson ha optado por una vía intermedia entre los consejos de los "halcones" de su gabinete -como el ministro de Economía, Rishi Sunak-, partidarios de limitar al máximo las restricciones para no dañar la economía, y las propuestas de las "palomas", que propugnan un confinamiento de dos semanas para "cortocircuitar" la expansión de la pandemia.