La carretera que da acceso a la refinería de El Alto es ahora un campo de batalla. Hombres y mujeres partidarios de Evo Morales se enfrentan al ejército en violentos altercados que han desembocado en la muerte de tres manifestantes por heridas de bala.

En las calles de Bolivia se están viendo desconsoladoras imágenes como el desconsuelo de una mujer por la pérdida de su hermano o la denuncia de otra mujer por el disparo que hirió a su marido en la pierna.

El ministro de Defensa reconoce las tres nuevas muertes, pero exonera a los militares y asegura que "del ejército no salió ni un solo proyectil".

Diez días después del inicio de la crisis, y mientras existen graves problemas de des abastecimiento, el gobierno interino boliviano presiona al parlamento para que convoque elecciones, sino, lo hará la presidenta Añez por decreto.

Además, se siguen anunciando medidas poco propias de un ejecutivo meramente transitorio, como el cese de todos los embajadores nombrados por Evo Morales, entre ellos el de España.

Otra nueva muestra de la campaña de difamación al expresidente son las imágenes que demuestran que Morales acudió a un restaurante de lujo mexicano a realizar una entrevista, no a comer allí, de lo que había sido acusado. De hecho, los dueños del local ha asegurado que no tomó más que un café.