"¡Bienvenida a casa, Ilhan!", gritaban sin cesar todas las personas que se unieron en un aeropuerto de Minnesota para recibir a Ilhan Ómar, la congresista de origen somalí que ha sufrido ataques racistas y xenófobos por parte de Trump y sus seguidores.

Ante la oleada de seguidores a su llegada, la congresista no se ha escondido. "Cuando dije que era la pesadilla del presidente, bueno, ahora lo estás viendo... Su pesadilla (de Trump) es ver en el Congreso a una migrante somalí refugiada", declaró Ómar.

Ella asegura que seguirá luchando, reciba los golpes que reciba, para frenar el fascismo. "Estamos en el ring", aseguró la congresista. "(Lucharé) Mientras él siga vomitando su fascismo en un escenario", explica la congresista quien mantiene una guerra abierta con Trump.

Palabras que no solo van contra el presidente de EEUU, sino también contra la xenofobia de su seguidores, que exigieron a Trump que llevara a Ómar de vuelta a su país de origen.

Cánticos xenófobos que molestaron a Trump

Unos gritos que, sorprendentemente, no fueron plato de buen gusto para el presidente: "Me sentí un poco mal (por los cánticos)", aseguró Trump durante un encuentro con los medios en la Casa Blanca. Entre frase y frase, hubo un silencio de 13 segundos, pues Trump se paró para escuchar los cánticos.

La congresista Ocasio-Cortez es clara: "Su retórica está poniendo en peligro a mucha gente", apuntó la demócrata. Otro de los políticos que se ha manifestado al respecto, aunque de forma contraria a Cortez, ha sido el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

"No escuché a nadie gritar 'envíalo de vuelta'", expresó Tusk. Unos gritos discriminatorios que han llevado al Partido Demócrata a plantearse el aumento de seguridad de las cuatro congresistas.