Entre el cabreo y el postureo se mueve la Casa Blanca de Biden con el Israel de Netanyahu. Cabreo in crescendo porque de los últimos grandes golpes israelíes en Irán o Líbano se han enterado casi cuando estaban ocurriendo.
Es el caso de las operaciones que han descabezado a Hizbulá. Airada fue la reacción del normalmente abúlico Joe Biden tras los asesinatos del histórico líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, y su cúpula militar. Biden le echó en cara Netanyahu que "con esto el mundo cada vez percibe más a Israel como un Estado criminal".
Tampoco informaron previamente del asesinato de Hasán Nasralá, exsecretario general de la organización radical libanesa. El responsable estadounidense de Defensa no daba crédito: "perdona, ¡¿que qué?! ¿Estáis preparados para defenderos solos, ya que vais por libre?".
Todo esto y más se lo han contado fuentes de Washington al prestigioso periodista Bob Woodward, que en su nuevo libro recoge episodios muy tensos. La relación entre 'Bibi' y Joe Biden ha ido tensándose en este año de masacres en Gaza, agriándose especialmente tras la del campo de desplazados de Rafah, ese que los propios israelíes designaron zona segura para los palestinos.
Biden le acusó entonces abiertamente de no tener estrategia. Y al parecer no escatimó calificativos al hablar con sus asesores: "mentiroso" fue lo más bonito. "¡Maldita sea! A Netanyahu solamente le preocupa él mismo, Hamás le importa un bledo", se quejó.
Hoy Netanyahu habla personalmente, por fin, con Biden. El analista de Seguridad y Defensa, Guillermo Pulido, explica que "llevan dos meses sin dirigirse la palabra; hay bastante desconfianza del Gobierno americano con el israelí".
Con la venganza sobre Irán y posibles objetivos nucleares en ciernes, preocupa mucho en Washington que Tel Aviv se haya negado hasta ahora a compartir detalles de sus planes contra Teherán.
Un cabreo que más bien es de cara a la galería: funcionarios estadounidenses admiten también que de todas formas se apoyará a Israel. Baste recordar que esta misma administración Biden tan "hastiada" ha dado, desde aquel 7 de octubre aciago, casi 18.000 millones en ayudas militares a los de Netanyahu.