El artista callejero Banksy ha vuelto al metro de Londres, donde ha realizado varios dibujos en un vagón para concienciar sobre el uso de la mascarilla, que es obligatorio en el transporte público de la capital británica desde el pasado 15 de junio para frenar la expansión del coronavirus.

Para realizar el trabajo, el artista se hizo pasar por un profesional de la limpieza tal y como muestra un vídeo que ha colgado en redes sociales titulado "If you don't mask, you don't get" (Si no te pones la mascarilla, no subes) y en el que el artista, muy celoso de su anonimato, se deja ver más que nunca.

En él aparece vestido con un traje de protección blanco, capucha, chaleco naranja reflectante, guantes, mascarilla y gafas, utilizando plantillas y espray negro dibujando sus características ratas en varias zonas del vagón ante la atónita mirada de los pasajeros que había en el momento. Uno de los animales aparece escupiendo un líquido verde que simula la propagación del virus, mientras otra uso la mascarilla como paracaídas y un tercero se cubre el rostro con ella.

Durante la grabación se le puede ver escribiendo su nombre con grandes letras verdes sobre la puerta que separa el vagón de la cabina del conductor y cómo abandona el lugar cruzándose con varios pasajeros. Al final del vídeo, las puertas del tren se abren y en la pared de la estación se lee "I get lockdown" (me encierran), un eslogan que se completa con "But I get up again" (pero me pongo en pie de nuevo) cuando se cierran de nuevo, mientras suena la canción "I get knocked down" de la banda británica Chumbawamba Tubthumping, con la que hace este juego de palabras.

Durante su acción, para la que además de espray negro utiliza un líquido verde que sale de una mochila rociadora que lleva a la espalda, Banksy incluso llega a pedir a un pasajer que se retire aleje de la zona del vagón en la que está pintando.

El enigmático artista callejero ha realizado varios trabajos durante la pandemia, como el dibujo de un niño jugando con una enfermera como su superheroína en el hospital británico de Southampton y una instalación que llevó a cabo en el baño de su propia casa, que había sido asaltado por ratas y con numerosas referencias a la crisis sanitaria.