Bajar el termostato 1 grado, poner el aire acondicionado 1 grado más caliente o reducir el uso del coche. Son algunas de los gestos que, según la Comisión Europea, podrían ayudar a Ucrania, minimizando la dependencia energética de Rusia.

Unas recomendaciones que llegan después de que varios países europeos se hayan negado a seguir comprando gas ruso. Por ello, han diseñado un plan por el que serán los ciudadanos los que tendrán que asumir la responsabilidad.

Pero estas son las únicas acciones domésticas a las que han llamado. También piden que levantemos el pie del acelerador, que no usemos el coche los domingos o que cambiemos el medio de transporte privado por el público.

Si todos los ciudadanos de la Unión Europea lo hiciéramos, dicen, ahorraríamos suficiente petróleo como para llenar 120 superpetroleros y suficiente gas como para calentar 20 millones de hogares.