Rusia ha entregado a la parte ucraniana un proyecto de documento en las conversaciones de paz que llevan a cabo Moscú y Kiev, y espera la respuesta de sus autoridades, según ha declarado este miércoles el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. "A fecha de hoy le entregamos a la parte ucraniana nuestro proyecto de documento que incluye formulaciones absolutamente claras y desarrolladas. La pelota está en su campo, esperamos una respuesta", ha afirmado el representante de la Presidencia rusa.

Peskov no ha especificado ningún plazo para esta respuesta y se ha limitado a decir que "eso depende de la parte ucraniana". "Pero reitero una vez más, y lo hemos dicho en varias ocasiones, que la dinámica del trabajo de la parte ucraniana deja mucho que desear, los ucranianos no muestran una gran tendencia a intensificar el proceso de conversaciones", ha añadido. El portavoz del Kremlin ha recordado las palabras del presidente ruso, Vladímir Putin, quien señaló que Kiev constantemente cambia los acuerdos anteriormente discutidos y se aparta de sus propias propuestas.

"Naturalmente, esto tiene muy malas consecuencias desde el punto de vista de la efectividad de las conversaciones", ha indicado. Este mismo miércoles, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, afirmó en una comparecencia televisiva que Rusia "hace mucho que no tiene confianza en estas personas", en referencia al equipo negociador ucraniano.

Las conversaciones son una maniobra de distracción"

María Zajárova (portavoz Ministerio de Exteriores de Rusia)

"Por parte de la oficina de la persona que se hace llamar presidente de Ucrania y tiene las atribuciones correspondientes, escuchamos la solicitud de iniciar las conversaciones y Rusia no rechazó esta solicitud", ha recordado. Sin embargo, señaló, "a partir de ahí comenzó, como siempre, un circo en sentido figurado y directo por parte del régimen de Kiev: que vienen, que no vienen, que participan, que no participan... ¿Estábamos listos para eso en Moscú? Claro que sí", manifestó.

Al mismo tiempo, Zajárova señaló que durante los últimos años justamente ese ha sido en enfoque de Kiev respecto a las conversaciones, y recordó el incumplimiento de los acuerdos de Minsk. "Es un esquema clásico, que nos permite asegurar que no se trata de un régimen independiente y que lo controlan desde afuera. Y lo segundo, las conversaciones son una maniobra de distracción", advirtió.

Objetivo: defender Azovstal

Azovstal es el último reducto de Mariúpol. Es una acería inmensa, con 11 kilómetros cuadrados de extensión y situada al borde del mar del Azov. Un enclave estratégico para la resistencia ucraniana, que ha encontrado en la fundición de Azovstal el lugar perfecto para guarecerse y aguantar todos los ultimátum que han lanzado los rusos. Porque ayer lanzaron uno para que los militares ucranianos se entregaran y, al ver que ninguno de ellos dejó las armas, Moscú ha dado un nuevo ultimátum: este para hoy, garantizando que respetará las vidas de todos aquellos que abandonen la resistencia.

"Las fuerzas armadas de Rusia, basándose en principios puramente humanitarios, proponen de nuevo que los luchadores de los batallones nacionalistas y mercenarios extranjeros cesen sus operaciones militares a partir de las 14.00, hora local de Moscú, y entreguen las armas", ha apuntado el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado recogido por Reuters. Pero los militares han prometido no rendirse. La acería sirve no solo de reducto sino también de refugio para miles de civiles que se aprovechan de sus búnkeres antibombas y de los laberintos que recorren la fábrica para defenderse de los ataques de Rusia.

Fue construida en los años 30 y pronto se convirtió uno de los símbolos de la industria soviética. Solo había parado una vez desde su puesta en marcha: en 1941, durante la invasión alemana, y estuvo parada durante dos años. Esta segunda parada también viene motivada por una invasión, esta vez de Rusia. Ahora, Azovstal se ha convertido en un refugio dentro de la masacrada Mariúpol, una ciudad que en primera línea de la guerra desde que Vladímir Putin decretara la invasión de Ucrania el 24 de febrero, hace ya 56 días.

La razón, además de su situación estratégica junto al mar de Azov, es que se encuentra en el camino que permitiría unir la península de Crimea -invadida por Rusia en 2014- con las regiones separatistas del Donbás. Alrededor de 20.000 personas habrían muerto, según cálculos de Ucrania, y miles han huido.

Un vídeo publicado por el batallón de Azov, parte de la resistencia en la acería, muestra cómo centenares de personas viven en la red subterránea de túneles bajo la planta. Según los militares en el vídeo, las mujeres, niños y ancianos que se refugian en el enclave cada vez tienen menos provisiones. "Hemos perdido nuestra casa y nuestro modo de ganarnos la vida. Queremos una vida normal, en paz. Queremos salir de aquí", dice una mujer en el citado vídeo, según informes de Reuters.

Abren corredores humanitarios

Ucrania ha anunciado este miércoles que se ha alcanzado un acuerdo para abrir un corredor humanitario de evacuación por el que se tratará de sacar de la ciudad del sur del país a unos 6.000 civiles, principalmente mujeres, niños y ancianos. "Dada la catastrófica situación humanitaria, vamos a centrar nuestros esfuerzos en evacuar a esas personas", ha indicado, a través de Telegran, la viceprimera ministra de Ucrania, Iryna Vereshchuk.

En los últimos tres días no se había abierto ningún corredor humanitario, ni en esa ciudad ni en otras partes del este del país, por no existir garantías de seguridad, según Vereshchuk. Desde fuentes de la alcaldía aseguran que se espera lograr transportar a unas 6.000 personas, para lo que se confía poder hacer llegar 90 autobuses a lo largo de este miércoles. El alcalde de Mariúpol, Vadym Boishenko, quien se encuentra ya fuera de la localidad, estima que unos 100.000 civiles siguen en la asediada ciudad portuaria, que antes del inicio de la invasión tuvo medio millón de habitantes.

Las noticias sobre la posibilidad de salir, de abandonar Mariúpol o la acería de Azovstal, son falsas"

Sergei Orlov (vicealcalde Mariúpol)

Por su parte, el vicealcalde, Sergei Orlov, ha alertado de que hay "muchos" civiles refugiados en la acería de Azovstal y ha negado que sea posible que abandonen el edificio. "Puedo confirmar que hay muchos civiles", ha dicho Orlov en declaraciones concedidas a la cadena de televisión británica BBC.

"Principalmente son ciudadanos de edificios cercanos destruidos y muchos trabajadores de plantas metalúrgicas", ha detallado. "Carecen absolutamente de todo. Carecen de agua, comida, medicinas y ayuda. Rusia bloquea absolutamente todo, cualquier ayuda humanitaria o evacuación", ha indicado. De esta forma, ha incidido que "todas las noticias sobre la posibilidad de salir, de abandonar Mariúpol o la acería de Azovstal, son falsas".

"Puede que nos queden horas"

El comandante, Sergei Volyna, de la 36 Brigada de Marines del Ejército de Ucrania, ha pedido a los líderes mundiales extraditar a las fuerzas armadas, a los más de 500 heridos y cientos de civiles ucranianos de Mariúpol porque la situación es difícil en el territorio de Azovstal.

"Este es nuestro llamamiento al mundo, puede ser nuestro último llamamiento. Puede que sólo nos queden unos días u horas. La agrupación enemiga es decenas de veces más grande que nosotros, tienen dominio en el aire, en la artillería, en los grupos que operan en tierra , equipos y tanques", ha denunciado Volyna en un vídeo publicado en su cuenta de Facebook, según ha recogido la agencia de noticias ucraniana UNIAN.

En este sentido, Volyna ha reclamado a los líderes mundiales que se aplique "el procedimiento de extradición" y se traslade a los militares y civiles ucranianos al territorio de un tercer estado. Asimismo, ha explicado que junto con los militares hay más de 500 soldados heridos y cientos de civiles, incluyendo mujeres y niños. "Pedimos seguridad en el territorio de un tercer país", ha sentenciado el comandante. Volyna escribió en las últimas horas una carta al papa Francisco en la que reclamaba su ayuda frente a la invasión y denunciaba la situación de Mariúpol, que ha definido como "el infierno en la tierra".

"¡Su Santidad, papa Francisco! Me dirijo a usted en busca de ayuda: ha llegado el momento en que solo las oraciones ya no son suficientes", comenzaba la carta del militar que se encuentra en la ciudad sitiada por el Ejercito ruso. "No soy católico, soy ortodoxo. Creo en Dios y sé que la luz siempre vence a la oscuridad. He luchado durante más de 50 días en un asedio completo, y todo para lo que tengo tiempo es para una batalla feroz por cada metro de la ciudad sitiada", describe.

Bombardeos en la segunda fase

Rusia ha comenzado una segunda fase en la guerra. Tras ser incapaz de conquistar al completo Ucrania, ha decidido centrarse en la "liberalización del Donbás", además de realizar ataques a distancia a otras zonas del país. Al menos tres personas han muerto y otras cinco han resultado heridas, entre ellos un niño, en un bombardeo en distintas localidades de la región de Donetsk, según ha informado el jefe de la administración militar regional de Donetsk, Pavlo Kirilenko.

"El 19 de abril, tres personas más murieron en el bombardeo ruso en la región de Donetsk: en Kramatorsk, Avdiivka y Blagodatny. Cinco civiles resultaron heridos, incluido un niño", ha precisado, según ha recogido la agencia de noticias Unian.

Por otro lado, al menos cuatro personas han muerto y 14 civiles han resultado heridos en Járkov tras un bombardeo por parte de las tropas rusas con lanzacohetes múltiples de tipo 'Hurricane', según ha informado la Fiscalía ucraniana en un mensaje en su perfil de Telegram.