La primera jornada de la cumbre europea, repartida entre las negociaciones sobre la cuestión británica y un extenso debate sobre la crisis de los refugiados, se saldó con un conclusión sobria por parte del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien señaló que "queda mucho por hacer" hasta alcanzar un acuerdo con Londres.

El encuentro le permitió constatar las divergencias que aún persisten entre los Veintiocho acerca de las exigencias de Londres para conseguir el voto positivo de los británicos en el referéndum que pretende convocar en junio. Para Tusk, esta es la cumbre de "la construcción o la ruptura" de la UE, y para otros el Consejo Europeo de la última oportunidad para el primer ministro David Cameron de lograr un acuerdo a tiempo para cuadrar en el calendario británico el referendo, pero el mandatario reiteró que va "a pelear por el Reino Unido".

"Si podemos lograr un buen acuerdo lo aceptaré, pero no aceptaré un acuerdo que no recoja lo que necesitamos", señaló. Pero tampoco los otros 27 socios aceptarán un pacto que para "muchos supone hacer concesiones dolorosas", según explicó la canciller alemana, Angela Merkel, quien apoya prácticamente todas las exigencias de Cameron.

Así, quedan aún por afinar las demandas de Londres para restringir el acceso a las prestaciones sociales de trabajadores comunitarios, la indexación de los beneficios por hijo, la interpretación de una "Unión cada vez más estrecha", las salvaguardas que exige Cameron, para la City, y si se introducen algunos cambios en futuras modificaciones de los tratados.

Para resolver estos puntos en las próximas horas, Tusk mantendrá reuniones bilaterales con los actores claves para desbloquear un eventual acuerdo: el primer ministro británico, David Cameron; el presidente francés, François Hollande; el primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, y el primer ministro belga, Charles Michel, junto con el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker.