El Ministerio de Salud de Líbano ha elevado a 149 el número de muertos como consecuencia de la explosión que el martes sacudió el puerto de Beirut y que dejó, además, más de 5.000 heridos. La última cifra, facilitada por un portavoz de ese ministerio, agrega 12 nuevas victimas mortales al anterior balance ofrecido este jueves.

Además, hasta el momento no se ha dado una información exacta sobre el número de heridos, aunque se valora de manera genérica en 5.000, ni del de desaparecidos. En este sentido, fuentes del Gobierno de Beirut estimaban hace dos días en un centenar los desaparecidos.

Buscan a contrarreloj a los desaparecidos

Los equipos de rescate siguen inmersos con los trabajos a contrarreloj de rescate en las zonas más afectadas por la explosión, en los alrededores del puerto, en busca de supervivientes, cuando se van a cumplir 72 horas del siniestro.

"Estamos haciendo todo lo que podemos porque creemos que aún puede haber gente viva atrapada, pero hasta ahora solo hemos encontrado restos mortales", ha afirmado uno de los rescatistas de Beirut, que lleva trabajando sin descanso 48 horas. No obstante, se muestra consciente de que "puede que sea demasiado tarde para la gente que siga atrapada", indicando que aunque se ha anunciado la llegada de rescatistas internacionales será difícil que lleguen a tiempo.

Varios heridos en una protesta para pedir la dimisión del Gobierno

Mientras, el descontento social va en aumento. El jueves por la noche se produjo una primera manifestación con la que decenas de personas intentaron llegar al Parlamento. Sin embargo, la Policía se lo impidió dando lugar a enfrentamientos que incluyeron gas lacrimógeno, lanzamiento de objetos contundentes y barricadas incendiadas.

"Las explosiones fueron el martes y están trabajando muy lento", se ha quejado uno de esos manifestantes, quien ha añadido: "Si había gente viva atrapada bajo los escombros ya se habrá muerto", ha lamentado.

El Gobierno atribuye la explosión que en la tarde del martes golpeó a la capital libanesa a la deflagración de una carga de cerca de 3.000 toneladas de nitrato de amonio que se encontraba almacenada en el puerto desde hacía seis años.

La explosión causó importantes daños materiales dejando a entre 200.000 y 250.000 personas sin vivienda, y unas pérdidas materiales de entre 3.000 y 3.500 millones de dólares, según la gobernación de la capital libanesa.

Beirut está bajo estado de emergencia de 15 días desde el miércoles y las Fuerzas Armadas están a cargo de velar por la seguridad en la zona, donde los vecinos siguen tratando de limpiar las calles y rescatar lo que se pudo salvar de la tragedia.

El Gobierno libanés ha pedido a la comunidad internacional que acelere el envío de ayuda porque los hospitales de Beirut están ya al límite de su capacidad, lo que está obligando a trasladar a los heridos a otras ciudades.

Además, las autoridades libanesas han creado una comisión de investigación que debería entregar sus conclusiones esta misma semana y han prometido aplicar "el castigo más severo" a los "negligentes". Sin embargo, más allá de una posible negligencia, los libaneses achacan las explosiones a la extendida corrupción. "Este Gobierno es un fracaso", denunció uno de los manifestantes este jueves.

Esta "catástrofe", en palabras del Gobierno, coincide con una de las peores crisis económicas que sufre la nación árabe, que se teme que ahora pueda agravarse hasta degenerar en una crisis humanitaria.