La desigualdad entre los más ricos y los más pobres aumenta cada vez más. Este 2021, se ha reflejado en el reparto de las vacunas contra el coronavirus. En este sentido, Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España denuncia que "gobiernos y empresas farmacéuticas se han aliado para impedir que las vacunas se puedan fabricar libremente en muchos países del mundo, lo que significa que quien puede pagar paga, y quienes no, no reciben vacunas"

El 92% de la población en países ricos tiene la pauta completa, algo que es opuesto a la situación en África, donde solo está vacunado el 8% de la población. "Contribuimos a que se aumente la brecha entre ricos y pobres; es una soberana estupidez epidemiológica", critica al respecto Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología. Y es que, tal y como insisten los expertos, si no nos vacunamos todos, la pandemia del COVID-19 no va a terminar.

Además, desde Amnistía Internacional también destacan que la guerra de Ucrania no es el único conflicto que hay en la actualidad, sino que hay otros que continúan y se cronifican, como la guerra en Yemen o en el enfrentamiento en la región de Tigray, en Etiopía.

Esta es una de las principales conclusiones a las que llega el Balance Anual sobre Derechos Humanos de Amnistía Internacional. Esteban Beltrán denuncia que esto "se debe a que los gobiernos y la Comunidad Internacional están paralizados, por lo que los conflictos se desarrollan con impunidad".

A esto se une un avance en las políticas que limitan derechos, como libertad de expresión. Al menos 61 países han presentado leyes que pretenden coartar estas libertades, aunque frente a esto, tal y como destaca el director de Amnistía Internacional en España, "hay 80 países con protestas multitudinarias".