Un grupo de manifestantes bolsonaristas están bloqueando una carretera en Sao Paulo cuando, de repente, un coche gris se abre paso entre la multitud embistiendo brutalmente a decenas de personas. Los gritos inundan la escena, algunas personas empieza a caer al suelo, y otras son arrastradas encima del capó del vehículo.
Mientras unos empiezan a atender a los heridos, otros corren hacia el coche y empiezan a destrozarlo. Le doblan la puerta del maletero, se suben encima, y comienzan a golpear con rabia la luna delantera increpando al conductor, al que intentan agredir.
Finalmente, la Policía interviene para tratar de apartarlos. Minutos después, se lo llevan detenido por tentativa de homicidio. Entre los 17 heridos, hay dos graves y dos niñas de 10 y 11 años que estaban en las protestas con sus padres.
Un incidente que se ha producido fruto del clima de tensión que desde el domingo vive el país, avivado y respaldado por Jair Bolsonaro, que se niega a reconocer su derrota en las pasadas elecciones. Sin embargo, tras lo ocurrido, ha decidido enviar un mensaje a sus seguidores para que pongan fin a los bloqueos en las carreteras de todo Brasil.
"Despejemos las carreteras por el bien de nuestra nación y para que podamos seguir luchando por la democracia y la libertad", indica a través de un comunicado público. Un momento que aprovecha para respaldar las marchas que se están llevando a cabo en las plazas como "parte del juego democrático".
Su discurso parece haber calado entre sus partidarios, que no quieren respetar las reglas de la democracia. De hecho, reclaman que se produzca un golpe de Estado para que no se haga efectiva la elección de Lula como nuevo presidente de Brasil. De momento, los bloqueos en las carreteras han disminuido notablemente a 74 en 11 de los 27 estados.