La periodista rusa Oksana Baulina fue asesinada este miércoles en un ataque de las tropas del Kremlin en un distrito de Kiev. Las autoridades de Ucrania ya han registrado la muerte de cinco periodistas y 148 crímenes contra informadores y medios de comunicación en la guerra en ese país, según ha informado el Centro de Comunicación Estratégica y Seguridad de la Información de Ucrania.

Sin embargo, la periodista rusa no murió en un bombardeo al situarse en primera línea del frente, tal y como ha indicado el periodista Alberto Sicila, que se encuentra en Ucrania realizando la cobertura de la invasión rusa.

Según ha indicado en un hilo en su cuenta de Twitter, el ataque a Oksana fue "un asesinato de precisión". Oksana se encontraba en su coche en el parking del centro comercial Retroville, atacado el domingo 20 de marzo por la noche con un misil que destruyó prácticamente la totalidad del centro.

A la mañana posterior, cuando llegaron varios periodistas para constatar lo ocurrido, las autoridades ucranianas no dejaban visitar la parte trasera del centro.

El periodista Alberto Sicilia realizó un directo para Al Rojo Vivo desde ese mismo parking en el que se podía escuchar el rugido de un misil, como se puede ver en este vídeo:

"Por la intensidad del ruido, está claro que lo estaban lanzando desde muy cerca de donde yo estaba haciendo el directo. Ayer por la tarde (miércoles 23) salió la noticia de que Oksana había muerto en un ataque a ese parking. Esta mañana han empezado a circular fotos del coche en el que estaba Oksana y se ve perfectamente como su coche quedó completamente reventado por el ataque, pero no los alrededores", ha explicado el periodista en Twitter, que ha asegurado que los rusos podían tenerla localizada y haberla matado con un cohete desde un dron, tal y como explica a Al Rojo Vivo en el vídeo principal de esta noticia.

La periodista Oksana Baulina era muy crítica con el Gobierno de Putin. De hecho, llevaba años investigando la corrupción en el seno del Kremlin.

La periodista rusa Oksana Baulina, en una imagen de archivo de 2017.