Durante el interrogatorio al que fue sometido por la comisión de investigación abierta en el Senado por el llamado 'caso Benalla', el acusado no respondió a preguntas sobre su presencia en la manifestación amparándose en el secreto de la instrucción judicial.

Benalla se limitó a repasar su carrera profesional que le llevó a llegar al Elíseo como asistente personal de Macron, de quien se ocupaba de la coordinación de sus actos en Francia y sus salidas personales, lo que justificaba, según su testimonio, su presencia casi permanente al lado del presidente.

Pero fue tajante al asegurar que la seguridad del presidente no recaía en sus manos y afirmó que eran los agentes de la policía y la gendarmería quienes se ocupaban de esos asuntos. "Si yo estaba a la derecha del presidente siempre había un agente a la izquierda. O al revés", aseguró Benalla, quien señaló que su función era de asistente personal de Macron, una función que no existía con otros presidentes.

Añadió que también se ocupaba de las salidas privadas del presidente, en las que coordinaba "el confort" del jefe del Estado y en ningún caso la seguridad. Benalla señaló que contribuyó, sin embargo, en la coordinación de los diferentes servicios de protección presidencial, divididos entre la policía y la gendarmería pero negó ser "el jefe" de los mismos. El asistente señaló que sus funciones se encuadraban dentro del gabinete del presidente y no de los responsables de seguridad y lo calificó de "puesta en escena o de director de orquesta".

En cuanto a su permiso de armas, Benalla aseguró que lo solicitó por su seguridad personal y no para proteger al presidente. En ese sentido, señaló que solo la portaba cuando acababa su misión en el Elíseo "salvo en dos o tres ocasiones" cuando fue a un viaje de Macron directamente desde su casa.

Benalla confirmó que pudo haber alguna fricción con personal del Elíseo porque su forma de trabajar era diferente, más diligente, a su juicio, que la que suelen hacer esos funcionarios. En el ambiente quedaron numerosas preguntas que los senadores no pudieron hacer al tratarse de asuntos investigados por la justicia o protegidos por el secreto de Estado.