India ha decretado el mayor confinamiento del mundo, ordenando a sus más de 1.300 miles de millones de habitantes permanecer en sus casas durante 21 días. Esta es la única manera, según indicaba el pasado 24 de marzo el primer ministro, Narendra Modide, de "salvar la India y a cada indio" de la pandemia global del COVID-19.

En todo el país hay un total de 557 casos confirmados, 10 muertos y 40 personas que han logrado recuperarse. Como nos cuenta Ketty Arce, originaria de Ecuador y directora de urgencias de hospitales de una ONG que trabaja en el país, los test solo se hacen en hospitales públicos y exclusivamente a los pacientes que cumplan con todos los síntomas y que además no se encuentren estables o sean personas de riesgo. Los que se encuentren estables pero con síntomas, deben permanecer en sus casas, aislados para no contagiar.

La prevención, esencial para atajar la crisis desde el principio

Arce señala que desde el Gobierno se están esforzando mucho en las labores de prevención. "En el país no basta solo con controlar que se cumplen las medidas, hay que prevenir", asegura. Y para ello, "el Gobierno bombardea con información y toma medidas drásticas y rápidas".

Entre las medidas puestas en marcha la sanitaria destaca el temprano cierre de fronteras y el llamamiento que se hizo hace tres semanas, cuando se empezaban a conocer más casos en países como Italia y España, para que todos los turistas regresasen a sus países de origen.

"Enviaron cartas a las asociaciones y organizaciones extranjeras, y a los hoteles y los lugares turísticos para prevenir e instar a los viajeros a que abandonasen el país antes del cierre de fronteras ", destaca Arce.

También, según explica Yolanda Barco, española y técnica de proyectos de la misma ONG en el país asiático, estas medidas se impusieron para garantizar la seguridad de las personas extranjeras. "Se empezaron a dar muchos ataques a personas occidentales. Muchos ciudadanos tienen la mentalidad de que los españoles e italianos hemos llevado el virus a la India". Por seguridad, a ella y a sus compañeras las confinaron antes de que se decretase el confinamiento nacional.

Un toque de queda como prueba para un confinamiento futuro

Barco cuenta que días antes de que se decretase el confinamiento, el Gobierno hizo una prueba con un toque de queda. Solo durante unas horas los ciudadanos no podían salir a la calle, y así "el Gobierno pudo comprobar cómo reaccionaba la gente y qué medidas se iba tener que tomar para que la gente cumpliese" con el encierro domiciliario.

"Fue lo nunca visto", asegura Barco, que explica que las calles se vaciaron al completo y los comercios cerraron. "Al día siguiente, la gente salió a trabajar pero ya muchos comercios permanecieron cerrados", añade.

Otra de las reglas a cumplir por la población es la prohibición de circular en autobuses y otros vehículos en los que generalmente se amontona la población para desplazarse a sus trabajos. "Si sale un autobús, lo sancionan. Si tienes que ir a trabajar, vas en búfala o andando", cuenta la sanitaria.

Además, en muchos comercios se ha señalizado el suelo con tiza, para que la gente cumpla con la distancia de seguridad al hacer la compra. También, según cuenta Barco, en otras zonas como Calcuta marcan con un sello en la mano a aquellas personas que se saltan el confinamiento, de tal manera que quedan marcados y si reinciden se llevan una fuerte sanción.

El sello que ponen en la ciudad de Calcuta a aquellos que se saltan el confinamiento.

"Si no mueren por coronavirus, mueren de hambre"

Las características de India son "muy especiales", como señala Barco. "La mayor parte de la población del país vive en áreas rurales, en condiciones de pobreza, y están muy acostumbrados a hacer lo que les dicen que tienen que hacer".

Y como puntualiza Arce, "si la gente sale de sus casas es porque tiene que ir a trabajar o a ver su cosecha para poder comer. Comen con el sueldo que ganan día a día", relata la sanitaria, que insiste: "Si no mueren por coronavirus, mueren de hambre".

Son precisamente esas zonas más vulnerables las que ocupan la atención del Gobierno en estos momentos. "La Policía, los hospitales, los políticos... se han encargado de que las medidas adoptadas —la de confinamiento y el distanciamiento social, principalmente— lleguen a todos los ciudadanos. Cada vez que llamas a alguien por teléfono te salta un anuncio del Gobierno explicando la situación, y en aquellas zonas más pobres hacen llegar la información con megáfonos por las calles", ejemplifica la sanitaria.

Aún así, tanto Arce como Barco reconocen que en muchas zonas el confinamiento no va a ser posible. "Lo que más va a costar es que hay gente que no tiene casa o vive en casas muy pequeñitas con mucha gente. También hay viviendas sin baños y la gente tiene que salir a hacer sus necesidades fuera. Va a ser muy problemático", explica la española, aunque confía en que en la medida de lo posible la gente cumpla con las recomendaciones, como ya hace.