Es un hecho, Reino Unido se va del club europeo. El primer paso para cancelar su suscripción es "acudir al Consejo Europeo para comunicar la decisión del Reino Unido de salir" explica María Luisa Sánchez, profesora de derecho comunitario en la Universidad de Deusto.
Esa la forma de activar el artículo 50, y ya hay quien le mete prisa a Cameron para que lo haga. A partir de ahí no hay vuelta atrás, Gran Bretaña pierde su sitio y tiene dos años para desconectarse.
Antonio Bar Cendón, catedrático de derecho comunitario, asegura que puede haber dos escenarios: "Que automáticamente se suspenda la aplicación de los tratados en Reino Unido o que las dos partes se pongan de acuerdo para seguir negociando". Ya fuera habrá que negociar un nuevo modelo de relación, pero ahí el 'Sheriff' será la UE.
Ahora Reino Unido tiene tres espejos donde mirarse: el modelo noruego es el más ligado a la UE, su acceso al mercado único es casi total, contribuyen al presupuesto comunitario y dejan circular libremente a las personas; el acuerdo suizo también accede al mercado único pero a costa de permitir libre circulación; la otra vía es la canadiense, no hay fronteras abiertas, ni se participa en el presupuesto, pero por contra hay poco acceso al mercado único.
La última opción es la más probable porque, como afirma el ministro de Exterior en funciones, "la libre circulación de personas y aportaciones es justo lo que no quieren". Si los británicos quisieran volver después, tendrían que pasar por todo el proceso de reingreso.