Adiós al papa
Así simplificó el papa Francisco el ritual para constatar su propia muerte
Los detalles Tanto el proceso de constatación de la muerte como el propio funeral han experimentado modificaciones, con el fin de simplificar estos rituales.

En torno a la muerte de un papa, todo está protocolizado. Pero el propio papa Francisco, antes de su muerte, el Lunes de Pascua de 2025, quiso simplificar todo lo que gira en torno al ritual de constatación de la muerte de un pontífice. Así se lo hizo saber el propio pontífice al corresponsal de laSexta en Italia, Javier Martínez Brocal, en su libro-entrevista, El sucesor, publicado en 2024.
Desde las modificaciones que Jorge Bergoglio fijó, el rito de constatación de la muerte del papa no se lleva a cabo en el dormitorio del difunto, sino en una capilla, si bien no se indica específicamente cuál sería. Y el cuerpo del pontífice, en lugar de ser expuesto en un catafalco y triple ataúd (de ciprés, plomo y roble), será expuesto ya directamente dentro del ataúd, de madera y zinc.
Otro de los cambios que se ha fijado es el que hace referencia al momento en el que los restos del papa son llevados al ataúd: si bien hasta ahora el cadáver del pontífice era expuesto, en primer lugar, en el Palacio Apostólico y luego en la basílica de San Pedro del Vaticano, y siempre en un catafalco —no era llevado al ataúd hasta el funeral—. Ahora, el cuerpo se llevará, ya en el ataúd, directamente a la basílica, y éste permanecerá abierto hasta la celebración del funeral. Al igual que con los obispos, el báculo papal no se colocará junto al féretro.
Un entierro mucho más rápido
A las modificaciones en los rituales se suma el entierro en sí: "Se ha eliminado el cierre del primer ataúd de ciprés, en un segundo de plomo y luego, en un tercero de roble u otra madera", explicó en su momento Diego Giovanni Ravelli, el arzobispo italiano que actualmente ostenta el cargo de Maestro de Ceremonias Litúrgicas Pontificias. La explicación de este cambio tiene sentido: en el pasado, se utilizaba esta fórmula del tercer ataúd para evitar el robo de los restos del difunto; ahora, aparentemente, se ha constatado que este peligro ya no existe.
Durante la ceremonia, además, se sugiere el uso de títulos más sencillos, como 'papa', 'obispo de Roma' o 'pastor', evitando así términos más complejos como 'romano pontífice'. Por último, se ha abolido la Cámara Apostólica: un colegio de eclesiásticos que asiste al cardenal camarlengo durante la gestión de la sede vacante. Ahora, sus únicos ayudantes serán el cardenal coordinador del Consejo de Asuntos Económicos y otros dos purpurados, elegidos por turnos de tres días entre los cardenales electores.