La confusión, los gritos de ‘España, España’, las largas esperas al sol, desesperados, cansados, de los ciudadanos afganos que consiguieron salir del aeropuerto de Kabul se ha convertido en la cara visible de la evacuación que ha llevado a cabo nuestro país. Pequeñas instantáneas que daban la medida del nivel de obstáculos al que se enfrentaban para poder seguir vivos.

Pero la odisea que estos ciudadanos tuvieron que atravesar lo ha dibujado este lunes el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, en su comparecencia en el Congreso. Una maraña de instrucciones que seguir contrarreloj para poder asegurarte una plaza entre los codiciados asientos de los vuelos internacionales que salían de la capital de Afganistán.

En base a ese relato, laSexta recrea el laberinto vivida por los afganos, paso a paso. Es la operación de evacuación más importante en los últimos tiempos y es inédita en la historia de España.

Crear la misión en 72 horas

Días antes de la caída de Kabul, las fuentes internacionales continuaban asegurando que el Gobierno afgano resistiría. Que había provisiones, que las estructuras democráticas levantadas en estos años aún no vencerían. Que aguantarían un poco más.

A principios de agosto, informantes de inteligencia de EEUU comentaban que la ofensiva talibán estaba perdiendo fuelle. De hecho, el 11 de agosto, esas mismas fuentes evaluaban la capacidad de resistencia en 3 meses. 72 horas más tarde, Kabul cayó.

El equipo consular movió su mensaje a todos los españoles que se encontraban en Afganistán, sus trabajadores en la Embajada, colaboradores y familias. Había que dejar el país asiático cuanto antes.

Pero el tiempo se echó encima y, además de todos los ciudadanos españoles, sólo se pudo evacuar a algo más de un millar de afganos. Diecisiete vuelos, que iban todos completos y que establecían un doble puente aéreo Madrid-Dubái-Kabul, para la historia.

Quién sí, quién no

El quid de la cuestión era saber quién sí, y quién no. O, mejor dicho, quién primero y quién después, puesto que el objetivo era no dejar a nadie atrás y sacar al mayor número de personas posible.

Por ello, en la selección de los evacuados -más allá de los ciudadanos españoles y europeos- se ha llevado a cabo un "cuidadoso cribado de seguridad".

El procedimiento era sencillo, a priori, pero complejo de ejecutar en medio de los ríos de personas tratando de huir y la falta de medidas de seguridad.

Mapa por WhatsApp y gritar "España"

El paso número uno era vital: enviar por teléfono, por correo electrónico y, especialmente, un mensaje de Whatsapp un mapa del punto al que acudir.

Dos: se acompañaba de un mensaje con las indicaciones a seguir en español, inglés y persa darí, sobre cómo llegar al punto exacto en el que se encontraba el personal de Defensa y Exteriores en las puertas del aeropuerto de Kabul.

Cabe recordar que lo que sucedía de los muros hacia fuera era controlado por las fuerzas talibanes; de muros hacia dentro, por los estadounidenses. Por eso era esencial el certificado español que permitía acceder al aeropuerto, y que el personal de la misión española enviaba junto al mapa y las instrucciones.

Una vez en los controles a las afueras de las instalaciones del aeropuerto, los afganos, haciéndose ver con banderas o gritando ‘España’, eran identificados por GEOs o militares españoles.

Entrevistas y verificaciones telefónicas

“A la llegada [a la zona española en el aeropuerto], el personal de la embajada verificaba la información, contrastaba sus documentos, hacía entrevistas en los casos dudosos y llamaban a las autoridades en Madrid para verificar la identidad y recabar datos útiles”, ha explicado Albares en la Comisión de Exteriores.

Es más: durante la escala en Dubái se hacía una última verificación de las personas evacuadas. Los nacionales afganos eran conducidos a una zona habilitada en la base militar donde se les proporcionaba productos básicos -mantas, comida- y se les atendía hasta el despegue.

Colaboradores españoles pero también de EEUU, EU y OTAN

Albares ha querido hacer hincapié en el esfuerzo de “todo el Estado y la Administración Pública, que se ha volcado”. El resultado es meritorio: 2.206 personas, principalmente afganos colaboradores, han aterrizado en Torrejón en 17 vuelos: 11 de España y 6 del servicio exterior de la UE.

“También hemos evacuado a personal local colaborador de la UE, EEUU y OTAN. Y hemos querido ir más allá: hemos evacuado a personas en situación de riesgo específico: minorías de todo tipo, cargos públicos, activistas por los derechos humanos”, ha resaltado.

Hablamos de Nilofar Bayat -capitana de la selección paralímpica de baloncesto femenino-, la primera alcaldesa de Afganistán o la que fuera diputada más joven del Parlamento afgano. Gente que estaba, por distintos motivos, en peligro y que pudo volver a respirar, algo más tranquila, en España.