La reaparición de Alexéi Navalni es casi un milagro de Navidad... a la rusa. Porque sí, el más mediático enemigo político de Putin está vivo y ha reaparecido. Pero verle no le hemos visto. Ni oído. Casi ni su abogado ha podido verle, un encuentro que las autoridades han tratado de evitar. A Navalni le hemos leído en redes. Tras tres tristes semanas desaparecido del radar, parece estar entero. "Soy vuestro nuevo Papá Noel, en los veinte días que duró mi traslado me salió la barba. Os preguntaréis por los regalos. Pues, como soy un Papá Noel de régimen especial, solamente habrá regalos para los que se han portado muy mal", ha ironizado. Es sólo parte de lo que este martes ha publicado en redes sociales.

Los traslados dentro del sistema penitenciario ruso están rodeados de secretismo y los reclusos pueden desaparecer durante varias semanas, como en este caso. El equipo de Navalni estaba especialmente preocupado porque había estado enfermo y, al parecer, se le negaba la comida y se le mantenía en una celda sin ventilación.

'A la rusa' también porque al incómodo opositor le han desterrado a una de las cárceles más remotas, aisladas e inhóspitas del mundo. A un gulag—literalmente, como tal la fundó Stalin— allá en el Ártico. A unos 2.000 kilómetros de Moscú en línea recta (hasta 3.000 según el camino que se siga), de muy difícil acceso. Cerca de los Urales y a casi dos días en tren deMoscú. Lo llaman 'el Penal del Lobo Polar', está prácticamente incomunicado del mundo, llegan a los 30 grados bajo cero... y por las imágenes parece anclado en la época soviética.

El propio Navalni da idea de su dureza, tirando del humor que —dice— debe tener un Papa Noel: "No digo 'Ho-ho-ho', pero sí 'Oh-oh-oh' cuando miro por la ventana, donde puedo ver una noche, luego la tarde y luego la noche otra vez".

Su portavoz confirmaba este martes que le habían buscado por todos los penales de máxima seguridad cuando por fin lo localizaron en éste, el más alejado de la civilización. "No querían dejar entrar al abogado, pero lo consiguió. Por lo menos, Alexéi está bien despues de tanto tiempo", decía Kira Yarmish. "Es casi imposible llegar a esta colonia; es casi imposible incluso enviar cartas allí. Este es el mayor nivel posible de aislamiento del mundo", añadía a modo de denuncia Leonid Volkov, el principal estratega de Navalny.

El paradero de Navalni —su destierro— se confirma, curiosamente, sólo unos días después de que el equipo para la reelección de Putin como presidente ruso presentara su cuartel general de campaña. De hecho, Su equipo achaca este traslado a un nuevo esfuerzo del Kremlin por acallar al opositor, cuyos partidaros anunciaron que agitarían, boicotearían, las próximas elecciones.