Alemania se debate entre la solidaridad y el rechazo a los refugiados, es un país que ha abierto los brazos. "Los alemanes que ayudan a los refugiados lo hacen de todo corazón y ayudan todo lo posible", explica Amer Rashma, refugiado sirio en Alemania.

A Colonia llegaron el año pasado 10.153 refugiados, este año ya supera los 13.500. Se trata de un viaje que deja secuelas y eso los saben bien los menores que llegan desde Siria. "Estuvo en la guerra, ese niño no podía dormir, le cortaron la cabeza al hermano", señala Zein Bouh, trabajador en ayuda a refugiados menores.

Frente al auge de la ultraderecha y quienes quieren cerrar las puertas, "el movimiento a favor es mil veces más grande", señala la directora de Allerweltshaus. En la sociedad alemana existe un debate, hay quienes defienden la política de puertas abiertas de Merkel y hay detractores que aseguran que el sistema está colapsado.

Es el caso de una profesora que da clases de alemán a los refugiados, prefiere ocultar su identidad, cree que las puertas abiertas han traído una avalancha sin una reflexión previa. "Si tengo capacidad para cuatro personas no puedo decirle a 25 que vengan", señala.

Como prueba, una voluntaria ha grabado el interior de un polideportivo donde viven refugiados recién llegados, es su primer techo hasta que el Estado pueda darles una vivienda. Ellos hablan de falta de intimidad y muchos se quejan de que los papeles de asilo tardan muchos meses, un embudo diplomático y un auge de las agresiones xenófobas que han hecho plantearse a algunos si Alemania es aquella tierra prometida que tanto anhelaban, para la mayoría en cambio ese país les ha dado una nueva vida.