Los soldados portugueses aprovecharon su participación en una misión de la ONU en la República Centroafricana para traficar con diamantes. Estaban allí para proteger a los civiles, pero acabaron lucrándose de la gasolina que alimenta la guerra en el territorio. Durante años, la presencia de estos miembros de las fuerzas armadas trataba de garantizar la estabilidad del país y de proteger a los más desfavorecidos.

Sin embargo, en plena misión de paz, los soldados portugueses encontraron en este método la forma de embolsarse mucho dinero. A bordo de aviones militares, aprovechando la capacidad logística de la ONU y conscientes de que nadie revisaba la carga, tejieron una red de transporte desde República Centroafricana hasta Europa. Los diamantes acababan en Amberes (Bélgica), uno de los mercados más importantes a nivel mundial.

Para no dejar rastro y blanquear el dinero obtenido, posteriormente invertían las ganancias en bitcoins, una moneda virtual sin el control de las autoridades financieras, o bien recurrían a testaferros que, a cambio, recibían el 50% del valor depositado en sus cuentas. El Gobierno, de momento, evita entrar a valorar la cuestión. "No trato indicios como si fueran hechos demostrados", ha expuesto Augusto Santos, ministro de Exteriores de Portugal.

Estas misiones humanitarias también fueron la tapadera perfecta para traficar con oro y drogas. Todo por un valor que podría rondar los 500 millones de euros, según los medios portugueses. Ahora mismo hay, al menos, diez personas detenidas tras una operación en la que se han realizado más de 100 registros por todo el país; en Lisboa, Oporto o Madeira, entre otros, siendo el cuartel militar de Comando, en la freguesia de Carregueira, uno de los principales objetivos de la investigación.

Sin embargo, el Ejecutivo portugués ha salido en defensa del cuerpo. "El papel desempeñado por los militares portugueses está unánimemente reconocido", ha apuntado Santos. Se destapa así una trama a partir de misiones humanitarias que debían servir para ayudar y han acabado contribuyendo al contrabando y la guerra en la República Centroafricana, considerado uno de los países con menos recursos de todo el mundo.