El asesor científico del Gobierno británico, Patrick Vallance, afirmó que habrá rebrotes de coronavirus "durante varios años" en el Reino Unido y opinó que este país debe mantener aún las actuales medidas de distanciamiento social y el teletrabajo.
En una intervención ante la comisión parlamentaria de Ciencia y Tecnología, el principal experto científico del Ejecutivo tory admitió asimismo que "está claro que el desenlace (de la pandemia) no ha sido bueno en el Reino Unido", donde la cifra de muertes por COVID-19 se sitúa en 45.119 personas.
Vallance consideró que no deberían abandonarse aún las reglas de restricción diseñadas para contener la pandemia, pese a que el Gobierno prosigue con su plan de desescalada a fin de reavivar la economía nacional, dañada por la crisis.
El científico señaló que este país se encuentra ahora en un momento "en el que las medidas de distancia son importantes".
"Para muchas empresas, trabajar desde casa sigue siendo una opción perfectamente buena, porque es fácil de hacer. Varias compañías creen que no es perjudicial para su productividad y, en esa situación, no veo absolutamente ninguna razón para cambiar esta recomendación", afirmó.
El científico señaló también que el Reino Unido no solo debe preocuparse por evitar un segundo brote de coronavirus, sino por el hecho de que la ola actual aún no ha terminado. "Todo lo que hemos hecho ha sido reprimir la primera ola. Cuando se quiten los frenos, esperamos que regrese", vaticinó.
En este sentido, Vallance agregó que "es bastante probable que este virus vaya a volver en diferentes olas durante varios años". Según indicó, los científicos no asumen que habrá una vacuna contra el virus disponible en un futuro inmediato.
Vallance hizo esos comentarios al tiempo que los ensayos en humanos del candidato a vacuna contra la COVID-19 que desarrolla la Universidad de Oxford han mostrado "resultados prometedores" al haber estimulado la respuesta deseada del sistema inmune, según indican medios nacionales.
En la fase de estudio en humanos, que comenzó en abril y en la que participan unos 1.000 voluntarios sanos, los científicos han detectado que la posible vacuna genera los anticuerpos y las células T que podrían ser las adecuadas para generar una respuesta inmune contra la COVID-19.