"Estamos cerca de ti, donde ni siquiera puedes imaginar. Estamos listos. Somos los hombres de esta arena", declaró el general Qasem Soleimani en 2018, después de que Donald Trump desafiase al presidente iraní, a quien acusó de "amenazar a Estados Unidos".

El republicano advirtió a Hasan Rohaní de que, si volvía a hacerlo, "sufriría consecuencias similares a las que pocas personas en la historia han sufrido".

Casi dos años más tarde, Soleimani, comandante de las Fuerzas Quds de los Guardianes de la Revolución de Irán, ha sido asesinado por el ejército estadounidense en un bombardeo contra el vehículo en el que viajaba en Bagdad. Un ataque en el que también ha fallecido el vicepresidente iraní, Abu Mahdi al Mohandes.

El general, que gozaba de gran popularidad entre los conservadores más duros, quienes lo señalaban como posible futuro líder del país, y mantenía una estrecha relación con el líder supremo Alí Jamenei, era también un viejo conocido del Pentágono.

A finales de los años 90, Soleimani se puso al frente de las Fuerzas Quds, convirtiéndose en el responsable principal de las estrategias de las misiones en países como Siria o Iraq. En este territorio representaba, según sus propias palabras, recogidas por 'The New York Times', "la autoridad absoluta de las misiones iraníes".

En 2003, tras la invasión de Iraq, liderada por Estados Unidos, y el derrocamiento de Saddam Hussein, el Pentágono acusó a Soleimani de conspirar y tramar ataques contra las tropas americanas, motivado por el miedo a que Irán perdiera influencia en este país.

Durante el conflicto, en el que las Fuerzas Quds armaron y entrenaron a las milicias chiítas en Iraq, el ejército estadounidense aseguró que el general motivaba la violencia en el país para después mediar en la guerra, creando así una gran inestabilidad y convirtiéndose en un actor clave del conflicto.

En esta línea, Soleimani habría tenido un papel fundamental en la negociación de un alto el fuego en el barrio de Sadr City, Bagdad, el cual permitió la retirada de las milicias chiítas, encargadas de apoyar a esta zona de la capital iraquí, según explicó el embajador de EEUU Ryan C. Crocker.

En 2011, el Departamento del Tesoro incluyó al general iraní en una lista negra de sanciones, con nuevas acusaciones que aseguraban que este planeaba el asesinato del embajador estadounidense en Arabia Saudí.

Crocker señaló en una entrevista que el deseo de Soleimani de controlar Iraq tenía sus raíces en la guerra entre este país e Irán, y que, si no podía vencerlo, optaría por tener una gran influencia sobre él una vez debilitado.

Ahora, su asesinato marca un antes y un después en las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Irán, siendo Soleimani una de las personas más importantes y poderosas del país asiático. Un general convertido en mártir que, según el propio Alí Jamenei, "luchó valientemente durante años contra los males y los bandidos del mundo".

Aliados contra el Estado Islámico

A pesar de la complicada relación entre Estados Unidos y el general iraní, marcada por las acusaciones por parte del Pentágono, los ejércitos de ambos países han combatido juntos contra el Estado Islámico.

En 2015, Soleimani lideró a las milicias iraquíes en la ciudad de Tikrit, que luchaban por recuperar el territorio bajo el control del ISIS. Una operación a la que se unieron los soldados estadounidenses.