La ciudad china de Yulin, en la región autónoma suroccidental de Guangxi, celebró su polémico festival anual de la carne de perro en medio de las advertencias sobre los riesgos para la salud que conlleva el consumo de esta carne, que en muchas ocasiones se obtiene de manera ilegal.
Pese a que el año pasado entró en vigor una ley que prohibía la venta de carne de perro en restaurantes, mercados y otros comercios del país, la cita sigue celebrándose en el mercado Dashichang de Yulin, donde se amontonan las jaulas con perros y gatos para ser sacrificados.
"Hubo rumores de una prohibición el año pasado, pero, por supuesto, el festival siguió adelante, aunque no ha sido promocionado activamente por el Gobierno desde 2014", explica el director de la organización Animals Asia, Jill Robinson. En el pasado, unos 10.000 perros solían ser sacrificados durante el festival, aunque en los últimos años la cifra se ha reducido hasta el millar, según datos de la organización.
Lo que muchos desconocen es que gran parte de los perros que acaban servidos en el plato de este festival son obtenidos de manera ilegal, ya que suelen ser animales de compañía robados o callejeros.
"Existen graves riesgos para la salud pública asociados con los perros robados que son abandonados y no vacunados y que pueden albergar enfermedades, incluida la rabia. O incluso que son envenenados con cianuro por los ladrones y que posteriormente entran en la cadena alimentaria", advierte Robinson.
La concienciación social sobre el "mercado negro" que mueve este festival también está presente en las calles de Yulin, donde hay carteles en los se lee "Resistid al festival de la carne de perro y rescatad a los perros".
Desde 2016, Animals Asia empezó a recibir sospechas de que en muchos restaurantes se servía carne de perro obtenida ilegalmente, por lo que en 2018 puso en marcha una plataforma en internet para que los ciudadanos pudieran denunciar estos casos.
En lo que va de año, se han registrado denuncias a más de 1.200 restaurantes, y las autoridades han obligado a unos 200 locales a dejar de vender carne de perro por este motivo. "Mucha de la carne de perro no tiene ningún control de seguridad por lo que puede haber riesgo de enfermedades y otros problemas de salud", reconoce Cai Chunhong, una joven china que asegura que la concienciación social contra este consumo está aumentando.
En China no existe una legislación que proteja a estos animales, cada vez más populares como mascotas entre la creciente clase media local, y ni siquiera la circunstancia de que 2018 sea Año del Perro, según el calendario oriental, ayuda a promover esta protección.
Pese a la creencia popular de que en China se come carne de perro de manera generalizada, solo se consume en zonas del sur del país como Guangxi, Guizhou y Cantón y áreas del noreste habitadas por la etnia coreana. Según una encuesta realizada por Animals Asia, el 20% de los encuestados chinos reconocieron haber comido carne de perro en los últimos dos años, mientras que solo un 1,7% consumió carne de gato en el mismo periodo.