El presidente sirio, Bachar al Asad, dijo que una salida a la crisis que vive actualmente su país pasa primero por el fin del apoyo a los rebeldes por parte de los "países vecinos", al tiempo que se mostró escéptico sobre el resultado que podría arrojar una cumbre en Ginebra auspiciada por la comunidad internacional.

Sin descartar que Estados Unidos pueda emprender una acción militar contra su país en represalia por el supuesto uso de armas químicas por parte de su Gobierno, Al Asad apostó también por el diálogo entre "todas las partes sirias" en conflicto.

"La acción política requiere primero de la detención del terrorismo y del flujo de terroristas de los países vecinos, así como poner fin al apoyo a esos terroristas, sea logísticamente o con dinero y armas", dijo Al Asad en una entrevista con el canal latinoamericano Telesur.

En paralelo, calificó como "inevitable" efectuar un diálogo interno sobre el futuro del país, sumido en un enfrentamiento entre grupos rebeldes y facciones leales al presidente Al Asad.

El presidente se refirió además como un "paso necesario" a la cumbre en Ginebra que impulsan, entre otros, Estados Unidos, Gran Bretaña y Arabia Saudí, para encontrar una salida negociada a la crisis, aunque también manifestó sus reparos. Al Asad volvió a negar que su Gobierno haya usado armas químicas y acusó a los rebeldes que buscan derrocarlo de haberlas utilizado.