Christine Jie Xin Lee, una chica de 21 años de Sydney, Australia, un día recibió una magnífica sorpresa tras revisar su cuenta bancaria. La joven estudiante comprobó atónita cómo le habían ingresado cuatro millones de dólares. Ante tal cantidad de dinero Christine no lo dudó, quería disfrutar lo máximo posible de su vida.

La joven vivió una vida de lujo durante los siguientes once meses, comprando joyas, ropa, complementos y accesorios en las tiendas más caras del mundo, hasta que esta vida de ensueño llegó a su fin cuando Christine intentó transferir un millón de dólares a otra cuenta bancaria.

En ese momento el banco se dio cuenta de su error y congeló al instante la cuenta de la joven e, incluso, llevó a cabo acciones legales para confiscar su pasaporte. Christine, tras ser detenida cuando intentaba volar a Malasia, explicó que pensaba que sus padres de Malasia le habían dado el dinero. Ahora, a la joven, que se encuentra en libertad bajo fianza, el banco le exige la devolución del dinero.