La 'influencer' egipcia Haneen Hossam permanece en prisión preventiva acusada de realizar "actos inmorales" e "incitar al libertinaje" a través de la aplicación Tik Tok.

En el vídeo en concreto por el que fue arrestada, Haneen Hossam ofrece una oportunidad de trabajar desde casa para mujeres mayores de 18 años. Según explicaba la joven, quien quisiese hacerlo sólo tendría que hablar con extraños a través de vídeos en directo para recibir dinero por ello.

Sin embargo, desde los medios de comunicación y las redes sociales muchos la criticaron por, supuestamente,"querer contratar a jóvenes egipcias como trabajadoras sexuales digitales".

Ghadeer Ahmed, activista por los derechos de la mujeres en Egipto salió en su defensa, explicando que Haneen Hossam no fue arrestada por pedir a las mujeres que trabajasen en la industria pornográfica, sino en aplicaciones sociales que son famosas en todo el mundo. "Lo que pidió fue totalmente legítimo y legal, lo limitó para las personas mayores de 18", indicó la activista.

"Su arresto tiene que ver con leyes corruptas que condenan a las personas por comportamientos que no se ajustan a los estándares sociales sobre cómo ser una 'buena ciudadana y cómo ser una mujer respetuosa'", criticó Ahmed en su cuenta de Twitter.

Juicios y vistas suspendidos

Desde la ONG egiptcia Red Árabe para la Información de Derechos Humanos denuncian que los juicos y vistas en el país llevan suspendidos desde el 16 de marzo para evitar el contagio del coronavirus.

Sin embargo, "el arresto de ciudadanos no ha parado, ni la renovación de los periodos de detención preventiva" que se dan sin la presencia de los acusados y sin defensa legal. Es decir, los arrestados permanecen en la prisión sin poder acudir a un juicio y sin poder recibir tampoco visitas.

Según la ONG, "la pandemia del coronavirus se ha convertido en una herramienta más para aumentar la represión de los presos en general y de los presos de conciencia en particular".

Otros casos como el de Hossam

La organización Human Rights Watch ha denunciado que se ha abierto un caso contra un número indeterminado de activistas, abogados y usuarios de redes sociales detenidos y acusados "mayoritariamente por criticar la respuesta del Gobierno" a la pandemia.

Pero las autoridades egipcias no solo supervisan la actividad de opositores o críticos en las redes sociales, las cuestiones morales o religiosas tampoco escapan a su control. La detención de la bailarina de danza del vientre Sama el Masry, es un claro ejemplo. Contra ella se dictaron 15 días de prisión preventiva por difundir en las redes sociales fotos y vídeos "indecentes".