Mineápolis recibe este lunes el juicio por el asesinato de George Floyd. Y las heridas aún están abiertas: en la memoria de los habitantes de esta ciudad de Minnesota todavía resuenan las imágenes de la rodilla de Derek Chauvin —agente responsable de la muerte— sobre el cuello de la víctima. "No puedo respirar", exclamaba el detenido.

Ahora, el expolicía se enfrenta a tres cargos que, de mayor a menor gravedad, implican un asesinato en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; un asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años, y homicidio en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad. Y por su parte, la familia de Floyd, escasas horas antes del juicio, ha dejado claros sus deseos: "Necesitamos una condena".

"(Chauvin) sacó el alma del cuerpo de mi hermano, mientras suplicaba por su mamá. Ningún hombre tendría que hacer eso. Necesito justicia para George; necesitamos una condena", espetaba el hermano del fallecido, Philonise Floyd, en la vigilia organizada este domingo en la iglesia baptista Greater Friendship Missionary, situada en el sur de Mineápolis.

Además, Philonise, que estaba acompañado por varios familiares, ha reclamado en su discurso que el sistema judicial en Estados Unidos sea igual para blancos y afroamericanos: "No debería haber dos sistemas de justicia. No debería ser uno para Estados Unidos Blancos y otro para Estados Unidos Negros. Somos uno", insistió emocionado ante el aplauso del centenar de personas congregadas en esa iglesia.

Contra el carácter de Floyd: la estrategia de la defensa del expolicía

El abogado de la familia, Ben Crump, también presente en la ceremonia de la iglesia, advirtió de que la defensa de Chauvin "atacará el carácter" de George Floyd durante el juicio.

"La única cosa que mató a George Floyd fue una sobredosis de excesiva fuerza", aseveró Crump en respuesta a los que aseguran que el afroamericano falleció por un consumo elevado de fentanilo, no por asfixia.

En este sentido, Chauvin fue filmado por cámaras de seguridad y móviles de transeúntes mientras presionaba con su rodilla durante 8 minutos y 46 segundos el cuello de Floyd, quien, esposado y tendido en el suelo, llamó a su madre y repitió dos decenas de veces: "No puedo respirar".

Asesinado por un billete falso

Su cara contra el suelo, la rodilla de un agente oprimiendo su cuello y otros dos policías inmovilizándole. Esa es la imagen que dio la vuelta al mundo el pasado mes de junio, y que desató las mayores protestas de Estados Unidos en mucho tiempo.

El vigilante de seguridad afroamericano fue detenido tras intentar comprar tabaco con un billete falso. No opuso resistencia, pero cuando se negó a entrar en el coche de Policía asegurando que le daba claustrofobia, los agentes le tiraron al suelo.

Uno de ellos mantuvo su rodilla sobre el cuello de Floyd durante casi 8 minutos, mientras que este no dejaba de gritar "no puedo respirar señor, por favor". Entonces, perdió el conocimiento y una hora después en el hospital solo pudieron confirmar su fallecimiento.

Según la autopsia oficial, la muerte de Floyd fue un homicidio. Sufrió una parada cardiorespiratoria mientras le retenía el agente. Lo mismo determinó el informe forense que encargó la familia. Los cuatro policías que participaron en la detención fueron arrestados, y ahora, Chauvin, principal responsable, se enfrenta a una posible pena ejemplar.