A pesar de que las personas jóvenes y sin patologías previas tienen probabilidades bajas de desarrollar una enfermedad grave por el coronavirus, que toda la ciudadanía obedezca las recomendaciones sanitarias y las medidas impuestas por las autoridades es fundamental para frenar la velocidad de transmisión y evitar que se colapse el sistema sanitario.

Así lo explica el físico Alberto Sicilia en este hilo de Twitter, en el que muestra gráficamente lo que los epidemiólogos llaman "aplanar la curva".

 

Se trata de un gráfico en el que se contraponen el número de casos y el espacio de tiempo en el que se producen. En él, podemos trazar dos curvas: una, mucho más aguda, ilustra la situación si no se toman las medidas correctas para enlentecer el contagio; la otra, más aplastada, a un supuesto en el que sí se siguen. "No es lo mismo tener 100 casos en 1 día que 10 casos al día durante 10 días. (Aunque el número total de casos sea el mismo)", resume Sicilia.

Para el sistema sanitario, aunque el número total de casos sea el igual, no es lo mismo que se distribuyan en un corto espacio de tiempo a que lo hagan a lo largo de un periodo más dilatado: en el primero de los casos, se corre el riesgo de saturar los recursos sanitarios. Esto, a su vez, aumentaría la letalidad del coronavirus, si no se puede garantizar la asistencia adecuada en los casos más graves.

Por ello, explica Sicilia, ahora es necesario reducir la velocidad de la transmisión para "ganarle tiempo" a la epidemia. En este sentido, apunta, las medidas de distanciamiento social resultan efectivas para "aplastar la curva", pero su eficacia depende en gran medida de que los ciudadanos las obedezcan.

Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, muestra estas curvas en el vídeo publicado en Twitter que te ofrecemos a continuación e introduce otro concepto: el número de reproducción o número R0, que equivale al número de casos secundarios producidos por cada caso primario del virus.

 

Cuando esta cifra es alta (cada persona contagia a muchas otras), la curva de la epidemia tendrá una forma picuda. Si la enfermedad tiene un número de reproducción más bajo, la epidemia será más lenta y la curva, más plana. "Si no hacemos nada, podrá llegar a afectar al mismo número de personas, pero mucho más dilatada en el tiempo", explica.

Cuando ya hay transmisión comunitaria, indica, conviene lograr que el número de casos secundarios se reduzca lo máximo posible, a 1 o por debajo, para alargar la curva y poder gestionar adecuadamente los casos.