Francia ha iniciado su desescalada con el foco puesto en el transporte público, donde este lunes se han repartido mascarillas de uso obligatorio. Sin embargo, esta primera jornada del proceso de desconfinamiento deja imágenes de andenes abarrotados y aglomeraciones en los vagones de cercanías en París, donde no se ha respetado la distancia de seguridad.

El país encara el proceso de desconfinamiento a dos velocidades, con medidas más estrictas en aquellas zonas con mayor afectación por coronavirus. Precisamente, la capital gala es una de esas 'zonas rojas': allí, la gente puede salir a la calle sin justificante, aunque el uso de mascarilla es obligatorio en el transporte.

El propio ministro de Sanidad, Olivier Véran, ha reconocido que las reglas de distanciamiento social no se han cumplido en muchos puntos de las estaciones, ni en el interior de algunos trenes.

Los transportes públicos, en especial en el área metropolitana de la ciudad, han estado bajo vigilancia desde primera hora por ser uno de los principales lugares de potencial contagio. En la Estación del Norte, la de más tráfico, empleados canalizaban la circulación de viajeros y repartían mascarillas, inicialmente con cierto desorden, ayudados por policías.

Su uso es obligatorio en Francia en el transporte público y en las estaciones desde este lunes. Además, en París es obligatorio tener un certificado de la empresa que justifique utilizarlo durante las horas punta, aunque las fuerzas del orden tienen la consigna de no imponer multas durante los primeros días, aunque las sanciones previstas alcanzan los 135 euros.

Por otra parte, este lunes pueden abrir todo tipo de comercios en el país vecino, salvo bares, cafés, restaurantes y hoteles, que tendrán que esperar al menos hasta comienzos de junio. Tampoco algunos grandes centros comerciales y galerías en la región de París.

La población puede desplazarse ya desde este lunes sin necesidad de justificarlo en un radio de 100 kilómetros en torno a su domicilio, aunque sigue siendo necesario disponer de un motivo "imperioso". No están autorizados los viajes turísticos a otros países europeos.