El número de condenas a muerte a nivel mundial fue en 2014 de 2.466, un 28% más que en 2013, en parte por sentencias ejemplares en casos de terrorismo y otros delitos graves.
El secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty, advirtió de que los países que utilizan la pena de muerte como herramienta para disuadir la comisión de crímenes o actos de terrorismo "se engañan así mismos". "No hay ninguna prueba que demuestre que la amenaza de la pena de muerte sea un elemento disuasorio contra el crimen más poderoso que cualquier otro castigo", afirmó.
"No hay ninguna prueba que demuestre que la amenaza de la pena de muerte sea un elemento disuasorio"
Shetty también consideró que es "vergonzoso" que "tantos países en el mundo jueguen con las vidas de las personas, ejecutándolas por terrorismo o para sofocar la inestabilidad interna, basándose en la premisa errónea de la disuasión".
En base a los resultados del informe, que apunta a un descenso de las ejecuciones a nivel mundial, existen "buenas" noticias, pues "la pena de muerte empieza a ser una cosa del pasado", señaló el secretario general. Sin tener en cuenta a China, país del que no se tienen datos fiables, aunque AI calcula que hubo más de mil ejecuciones el año pasado, en 2014 se ejecutó al menos a 607 personas en 22 países, lo que supone una reducción del 22% con respecto a 2013, cuando las muertes ascendieron a 778.
Según Amnistía, China condena y ejecuta a muerte a multitud de personas cada año, pero como "las cifras de la pena capital se consideran secreto de Estado, resulta imposible determinar el número exacto".
Después de China, Irán fue el segundo país que más personas ejecutó en 2014, con 289 muertes confirmadas oficialmente y al menos 454 no reconocidas, seguido de Arabia Saudí, con al menos 90 ejecuciones, Irak, con alrededor de 61, y Estados Unidos, que ejecutó a 35 personas.
En el caso de Latinoamérica, la experta en pena de muerte de AI Chiara Sangiorgio dijo que es una región "muy interesante", ya que, "por un lado están los países que primero eliminaron la pena de muerte, como Venezuela, y por otro algunos que la siguen aplicando como medida correctiva", como Trinidad y Tobago en el Caribe. A pesar de ello, se han realizado notables progresos, como la abolición de esta pena en Cuba y en Guatemala, apuntó.
Sangiorgio dijo que "confía" en conocer un mundo donde la pena de muerte sea abolida y apeló a que en los últimos 20 años se han hecho grandes avances, siendo Fiji el país número 99 en derogar dicha condena el pasado mes de marzo. Además, el número total de países que ejecutan las condenas ha disminuido de 41 en 1995 a 22 en 2014.
Como Shetty, Sangiorgio lamentó que la pena de muerte se siga aplicando en muchos países como castigo ejemplar para disuadir la comisión de delitos, incluidos de presunto terrorismo, como fue el caso en 2014 en Pakistán, Indonesia o Egipto. La experta reconoció asimismo que "no hay una única respuesta para acabar con la pena de muerte, ya que depende de la zona y del país que la aplique", pero señaló que "en este momento la gran meta es reducir las ejecuciones", lo que se está consiguiendo.