Tres días lloviendo y en Sant'Agata, al sur de Italia, se han quedado sin medio camposanto. Allí, un torrente se ha llevado por delante 20 ataúdes y 80 urnas funerarias. El alcalde del pueblo ha insistido en que era un cauce seco, pero tras las fuertes tormentas, ha arrollado el cementerio.

No es la primera vez que esto ocurre en Italia. Cerca de Génova, al norte del país, hace un año las gaviotas parecían presagiar lo que ocurriría segundos después y huían volando instantes antes de que todo se fuera acantilado abajo, tal y como puede verse en el vídeo. Los féretros quedaban a merced de las olas y los bomberos trataban de rescatar las urnas del fondo del mar.

Hace solo tres meses, otro cementerio, esta vez en Nápoles, también colapsaba. Los familiares de las personas allí enterradas se quejaban entonces del nulo mantenimiento: "Estamos pagando años y años de abandono", aseveraba entonces un hombre.

Un abandono que sacude la paz de los cementerios italianos.