Europa y especialmente Alemania se preparan para un invierno duro. Ni siquiera la reanudación del flujo de gas por el Nord Stream Uno la madrugada de este jueves ha mejorado los pronósticos. Los políticos y los expertos miran con escepticismo hacia un invierno en el que se prevé que pueda haber falta de suministro.

Según el presidente de la Agencia Federal de Redes Alemana, los niveles ya están otra vez al 40%. Aun así, insiste en que la incertidumbre política y el recorte del 60% desde mediados de junio se mantienen.

Desde Berlín, no se fían. Robert Habeck, ministro de Economía alemán, ha remarcado que "Rusia cada día demuestra más que es un socio de poca confianza para el suministro energético en Europa".

De hecho, en el país ya han puesto en marcha una estrategia para almacenar más gas para el invierno, ya que tal y como explica Begoña Quesada, periodista y doctora en Relaciones Internacionales, "hay que tener en cuenta que la industria alemana consume el 37% del gas que se consume en el país".

Por este motivo, cerrar una de estas grandes industrias puede equivaler a que el país entero caiga en recesión. "Puede suponer, según el Banco Central Alemán, una caída del PIB de un 2% antes de que acabe el año, y de hasta un 8% en 2023", ha explicado Quesada.

Así, en Alemania ya se están planteando qué fábricas cerrar y durante cuánto tiempo sin que esto suponga un riesgo para su economía. Annalena Baerbock, ministra de Exteriores alemana asegura que "aunque hayan anunciado que el gas está fluyendo otra vez, se están aprovechando de esta dependencia energética para su guerra híbrida".