Las cuatro muertes aparentemente causadas por estos animales desde el pasado 21 de mayo suponen la mitad de todos los casos de este tipo registrados en la región entre 1979 y 2015, según informaron los medios nipones.

"Tras haber probado la carne humana por primera vez, el oso podría haber aprendido que es un potencial alimento", explica el veterinario y asesor del Gobierno regional Takeshi Komatsu.

Todas las víctimas se habían internado en zonas boscosas a buscar brotes de bambú y otras plantas comestibles, lo que ha llevado a las autoridades locales a recomendar a los ciudadanos a evitar estas áreas.

Asimismo, se han instalado trampas para osos en las zonas boscosas cercanas a áreas urbanas a raíz del aumento del avistamientos de estos animales en las mismas, hasta alcanzar los 1.200 casos en lo que va de año.