Unos 70.000 españoles ya han pedido el estatus de asentado en el Reino Unido. Es un trámite obligatorio para poder residir en el país después del Brexit y en el que tienen que demostrar que llevan, al menos, cinco años residiendo allí.

El nuevo ejecutivo británico no va a endurecer estas gestiones pero sí se espera un Brexit más duro en otros ámbitos, como el turismo.

"Esta inestabilidad puede suponer una caída. Los datos que estamos recibiendo de la variación del turismo indica que países como Alemania o Reino Unido traen menos turistas este año que años anteriores y eso es un motivo de preocupación", explica Emilio Vizuete, profesor del departamento de Empresa en la Universidad de Barcelona.

La salida de la Unión podría provocar la devaluación de la libra, la subida de los precios de los billetes de avión y mayores controles de pasaportes. Y, como consecuencia, menos británicos veraneando en España.

"Romper una relación como la de la Unión Europea con el Reino Unido puede traer consecuencias graves a nivel de turismo e industria. No podemos olvidar que el Reino Unido es muy importante a nivel financiero", apunta Emilio Vizuete.

Las 'pymes' españolas serían las más castigadas; tendrían que empezar a a tratar al país como un tercero, con sus formularios específicos, sus normativas técnicas y registros sanitarios propios. Las relaciones comerciales en general pasarían a someterse a las reglas de la Organización Mundial del Comercio.

Están en juego más de 16.000 millones de euros en ingresos turísticos y 20.000 millones en exportaciones: cifras de vértigo entre dos socios comerciales que podrían dejar de serlo.