Un estadio de baseball convertido en un lago. Calles y autopistas enteras que ahora son auténticos lodazales. Las imágenes tomadas por satélite, como se aprecia en el vídeo que acompaña estas líneas, dan fe del desastre que se ha vivido en las últimas horas en la costa Este de EEUU a causa de los últimos coletazos del huracán IDA.

De hecho, según los últimos datos, son ya 58 los muertos. Y de acuerdo autoridades, la mayoría han perdido la vida en sus propias casas, debido a que vivían en sótanos y en bajos de donde era imposible salir durante las lluvias. También muchos han muerto en sus coches, como explica el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphey: "Quedaron atrapados en sus coches y la lluvia se los llevó", ha esgrimido con pesar en una rueda de prensa.

En Nueva York, en cambio, los problemas se han registrado especialmente en las viviendas. Como es el caso de un hombre que cuenta ante las cámaras que un vecino lo tuvo que ayudar a salir de su casa a él y a su familia.

Las autoridades no previeron lo que iba a pasar

Por su parte, Kathy Hotchul, gobernadora de Nueva York, incide en que no había forma de predecir este fenómeno: “Cayó una increíble cantidad de precipitación en un cortísimo periodo de tiempo”, ha lamentado en una rueda de prensa este viernes. El propio presidente Joe Biden ya está haciendo movimientos para acudir a las zonas más devastadas, razón por la que hoy acude a Louisiana.

Se trata de uno de los peores desastres meteorológicos que se recuerdan en el país estadounidense. Y, según explica Adrián Cordero, responsable de meteorología de laSexta, el cambio climático ha jugado un papel clave: "La emergencia climática está incrementando la frecuencia de estos fenómenos extremos, así como su intensidad”, afirma.

Replace this text with the error page you would like to serve to clients if your origin is offline.

Hoy, tras el torrente, amanece soleado en la región este. Lo que permite ver todavía más los devastadores efectos de Ida. Calles que vuelven a estar anegadas, apenas dos semanas después de que se produjera otro fenómeno, el huracán Henry. Un nuevo día en el que los habitantes de Pensilvania tendrán que acostumbrarse a una nueva vista, rodeados por un océano de barro.