Con golpes, ojos morados y totalmente agotados. Así han comparecido en Kiev tres de los combatientes de Azovstal después de tres meses de cautiverio, tras ser capturados cuando la acería de Mariúpol, que protegieron durante semanas, cayó en manos de los rusos.

Ahora, tras ser liberados en un intercambio de prisioneros, los tres soldados ucranianos han relatado un verdadero infierno de torturas físicas y también psicológicas para, según su relato, hacerles confesar crímenes supuestos crímenes contra civiles.

"Fui interrogado incluso antes de empezar a recibir antibióticos después de que mi pierna fuera amputada", ha relatado uno de ellos, Vladyslav Zhaivoronok, que formaba parte del batallón Azov. "Los hombres que se encontraban allí eran torturados. A algunos les metían agujas en las heridas, a otros les hacían ahogamientos simulados", explicaba.

Otro de los combatientes liberados, Denys Chepurko, también miembro de Azov, ha afirmado que fue retenido en una prisión en Donetsk, donde, según su relato, algunos prisioneros eran obligados a desnudarse y luego ponerse en cuclillas. "Querían que testificáramos contra nuestros comandantes, que habíamos bombardeado la ciudad, querían echarnos la culpa a nosotros. Dije que no lo haría", ha asegurado. "Me empezaron a pegar con palos. No firmé nada", ha añadido.

El tercer prisionero liberado, Dmytro Usychenko, ha asegurado que fueron amenazados con represalias físicas o con dispararles: "Querían que confesáramos haber matado a civiles a pesar de que no lo hicimos", ha indicado.

Aunque ellos están en casa, el resto de los soldados capturados enfrentan incluso penas de muerte y las fuerzas prorrusas ya estarían habilitando un teatro de la ocupada ciudad portuaria para celebrar los juicios contra ellos. Una línea roja para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que frenaría cualquier posibilidad de conseguir la paz.

Otro de los puntos conflictivos en las negociaciones es la central nuclear de Zaporiyia: Kiev dice que los rusos incumplen las normas de radiactividad, algo que preocupa a Occidente.

A punto de cumplirse seis meses de la guerra en Ucrania, Kiev ha prohibido cualquier celebración pública del Día de la Independencia, que se conmemora esta semana. Entretanto, el conflicto se ha cobrado ya la vida de 365 niños, de los cuales el 16% tenían menos de cinco años, mientras la paz parece seguir aún muy lejana.