La situación en Mariúpol es de catástrofe humanitaria. Sin agua, sin comida, sin luz y sin medicinas. El sitio al que tiene sometido el Ejército ruso a la ciudad está provocando una situación de verdadero caos. Desde que la semana pasada intentaran evacuarla con la apertura, sin éxito, de un corredor humanitario, la situación se ha agravado y los civiles siguen sin poder salir de la ciudad.

El propio presidente, Volodimir Zelenski, ha pedido ayuda para que se abran los corredores y poder sacar a los civiles de allí. La Cruz Roja denuncia las pobres condiciones en las que se encuentran sus ciudadanos y ya queda muy poco para que pueda sobrevivir un ser humano. En tan solo doce días han muerto más de 1.600 personas en la ciudad.

La situación alcanza cotas insostenibles también en Mikolaiv, con medio millón de habitantes y una posición privilegiada ya que es la última ciudad antes de llegar a Odesa y su codiciada salida al mar. Su cielo nocturno vive constantemente iluminado por las bombas de los rusos.

Y en Melitópol las protestas tampoco cesan. Los ucranianos toman las calles para pedir la libertad de su alcalde. Las autoridades denuncian que ha sido secuestrado por las fuerzas rusas, algo que muestra, para Zelenski, la debilidad de las tropas rusas. "Un alcalde que ha defendido valientemente a Ucrania y a la gente de su comunidad", ha dicho el mandatario ucraniano.