La investigación ha estado abierta durante toda la noche, lo que ha permitido enviar los cuerpos de los menores fallecidos al anatómico forense para devolverlos cuanto antes a sus familias.

Las víctimas "han sido identificadas por los forenses", según ha afirmado el teniente Paul Vance, de la policía estatal de Connecticut, pero aún quedan algunos trámites para divulgar sus identidades.

La zona que rodea el colegio está acordonada y la información ha sido muy contradictoria, por eso los medios están teniendo mucha cautela con los datos oficiales.

Adam Lanza, el presunto autor de los disparos forzó su entrada en la escuela armado con dos pistolas y una escopeta, propiedad de su madre, que trabajaba en el centro educativo.

Los investigadores han recaudado "pruebas muy buenas" en la escuela y en la casa del autor, donde asesinó a su madre antes de irrumpir en el colegio. Con ellas se cree que puedan esbozar "una imagen completa de lo que ocurrió", añadió Vance, aunque rehusó entrar en detalles.

La policía cree que el asesino forzó su entrada en la escuela cuando la directora del colegio le descubrió. Un bedel intentó alarmar al resto de profesores al oír los disparos, para que cerraran las aulas y protegieran a los alumnos. Mientras, Adam Lanza entró en dos aulas disparando a bocajarro a 20 niños y seis adultos.

Sólo uno de los heridos ha sobrevivido. Se trata de la subdirectora de la escuela, que será "clave" en la investigación para reconstruir lo ocurrido. Las autoridades han enviado a Newtown un equipo especial de especialistas para ayudar a los habitantes de esta ciudad a afrontar el choque emocional que ha supuesto la matanza.