El 1 de enero de 1959, un joven Fidel Castro proclama el inicio de la Revolución. "El camino ha sido largo", dice ante una multitud a la que agrega: "Pero hemos llegado". "Fue una entrada triunfal, acompañado de los otros dirigentes, entre ellos Ernesto Che Gevara", explica Anna Ayuso, investigadora senior para América Latina del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).

Se dio así una revolución triunfante, sin precedentes, que empezó a fraguarse seis años antes. "Esos barbudos que habían estado en la Sierra Maestra entraron en la ciudad. No era visto como la llegada de los comunistas, más bien como la liberación nacional", detalla Eduardo Saldaña, codirector del medio 'El Orden Mundial'. Parte del pueblo cubano se rebelaba contra el régimen de Fulgencio Batista.

También contra el imperialismo de Estados Unidos. "La isla se había convertido en un territorio para el disfrute de Estados Unidos y de una élite cubana que no tenía ninguna vinculación con el pueblo", ha añadido Saldaña. Empezaba entonces una nueva era bajo el yugo comunista. Cuba no tardaría en convertirse en uno de los escenarios más importantes de la guerra fría.

Allí se dieron batallas clave, como el sangriento desembarco en Bahía de Cochinos, o la crisis de los misiles. Estos, instalados por los soviéticos, punto estuvieron de desencadenar una tercera Guerra Mundial. "Cuando ya cayó todo el bloque soviético, se vio que a pesar de los éxitos que tuvieron en aspectos como la sanidad o la educación, económicamente fue un desastre", ha apuntado Ayuso.

Aun así, la isla del tabaco y el ron, de los casinos y los burdeles, pasaba a la historia como la que plantó cara al imperialismo, convirtiéndose en un referente para el resto de movimientos guerrilleros de América Latina.