Los atentados del 11S pusieron la amenaza yihadista como primer punto en la agenda internacional. Bush respondió declarando la guerra contra el terrorismo. Primero en Afganistán, después, la utilizó como pretexto para invadir Irak. Obama cambió los despliegues de tropas sobre el terreno por operaciones encubiertas y ataques con drones.

Diferencias en la forma pero no en el fondo

"Dar una respuesta militarista a una amenaza que no tiene solución militar. Si no atendemos a las causas estructurales, estaremos condenándonos a ver repetida la misma experiencia una y otra vez", explica el codirector del Instituto de Estudio de Conflictos, Jesús Núñez.

La estrategia efectiva a largo plazo es combatir el caldo de cultivo del terrorismo. "Políticas basadas en la creación de empleo, en la mejora de las condiciones económicas, especialmente en los países donde hay reclutamiento de yihadistas", recomienda Barack Mikail, director de Stractegia y profesor en la Universida de Saint Louis.

También medidas preventivas son necesarias en los propios países occidentales. Porque el perfil del yihadista ha cambiado. "Si vemos la nacionalidad de los autores de los últimos atentados vemos que son nacidos en esos mismos países", afirma Núñez.

Pese al surgimiento de Daesh y la percepción de inseguridad en Occidente no debemos perder la perspectiva. Desde el 11S, el 98% de los atentados yihadistas han ocurrido fuera de Estados Unidos y Europa.