Francisco Otero comanda desde Amán, en Jordania, la misión de Médicos Sin Fronteras para Siria. Cuando se cumplen 10 años del inicio del conflicto, aún 13 millones de personas dentro del país necesitan ayuda humanitaria. La situación de la población se ha visto agravada por la pandemia de coronavirus y el colapso de la economía. La escasez de personal médico (hasta un 70%, según datos de la OMS, ha huido por la guerra), de material, equipamientos y medicinas, deja patente la necesidad de la ayuda humanitaria de las ONG en la zona. MSF aporta ayuda sanitaria en el noreste y noroeste de Siria, y también abastecen de medios de protección y kits de ayuda a la gente, para que pueda sobrevivir en este contexto.

Francisco Otero nos recuerda la dificultad que sigue habiendo para proporcionar ayuda humanitaria. La organización no puede a día de hoy operar en zonas controladas por el Gobierno de Siria, a pesar de las solicitudes de permiso durante los 10 años de guerra. El 10 de junio de 2021, el Consejo de Seguridad de la ONU votará la extensión de la resolución que permite la entrada de la asistencia humanitaria. MSF se muestra preocupada por lo que pueda pasar si esa resolución no se extiende.

Durante 2020, zonas civiles, infraestructuras e instalaciones médicas fueron regularmente atacadas. "Es muy impactante ver lo poco que se está haciendo por esa gente", nos cuenta Francisco, "nos afecta muchísimo ver cómo nuestros colegas, que están intentando salvar vidas, son atacados deliberadamente para mermar la atención médica, para afectar todavía más a la población civil, amedrentándolos, obligándolos a desplazarse y a vivir en condiciones extremas".

Francisco Otero trabaja desde 2007 para Médicos Sin Fronteras. Anteriormente lo había hecho para el Comité Internacional de la Cruz Roja. Ha sido jefe de misión en MSF desde 2009, en varios contextos, en África, en Haití y, ahora, en Siria. "Hay que recordarle a la comunidad internacional, al sistema de naciones unidas, que hay que encontrar una solución para este conflicto", explica Francisco, "cuesta entender que, en el año 2021, millones de personas sigan viviendo en condiciones infrahumanas".